Los productos ibéricos y el jamón en particular son algunas de las estrellas indiscutibles de la gastronomía española. Se encuentra entre los 4 mejores productos gastronómicos a nivel mundial junto con el caviar, la trufa y el foie. Esta categoría no solo la alcanza en nuestro país, sino que se trata de un producto que traspasa cada vez más fronteras para convertirse en una delicatessen allí a donde va.

Desde hace varios años estamos viendo como la producción de cerdo ibérico no se limita única y exclusivamente a la peninsula ibérica. Vemos como aparecen casi a diario noticias sobre productores de otros paises que han importado en los ultimos años cerdos ibéricos desde España, como es el caso de EEUU; en el caso de Mexico y su cerdo pelón mexicano, cuando su exportación se realizó hace 500 años, o en un futuro, como el caso de Rusia, donde varios empresarios españoles han aprovechado el embargo a alimentos europeos que Rusia implementó hace varios años, para producir y secar jamones de raza Duroc en el país, y los cuales no descartan importar cerdos ibéricos.

Tambien hemos visto como en China intentaban registrar como marca el nombre de un pueblo de la sierra de Huelva por el que muchos consumidores identifican algunos de los jamones ibéricos más selectos y exquisitos, Jabugo.

Estos hechos ponen de relieve que la globalización no solo se limita a sectores habituales como el industrial, también esta llegando al sector ganadero del porcino ibérico, un hecho imposible de detener y que además se extenderá por más paises, pero no de proteger y regular.

Desde diferentes organismos y asociaciones han defendido la necesidad de una IGP para el cerdo ibérico, cuyo objetivo sería salvaguardar el término ibérico a nivel internacional.

Mientras los productores nacionales soportan requisitos estrictos y regulaciones obsoletas, que en multitud de ocasiones se han puesto de relive, mientras continuan las luchas internas, mientras continua la sombra del fraude, vemos como desde la Mesa de Coordinación de la Norma de Calidad del Ibérico, en la que se coordinan las autoridades, ASICI, Denominaciones de Origen del porcino ibérico y Asociaciones de los Libros Genealógicos no se toman acciones para defender a quienes les sustentan.

Vemos noticias casi a diario de multitud de promociones de productos ibéricos en territorio nacional e internacional realizadas por dichos organismos, promociones de las cuales tambien se lucraran en un futuro los nuevos productores internacionales.

Las dudas sobre la trazabilidad de los productos ibéricos comercializados por los productores de fuera de la península, los reproductores utilizados, su identificación, sus sistemas de cria, de alimentación (principales objetivos de la última Norma de Calidad del ibérico), son cuestiones que actualmente se pasan por alto, pero que con el tiempo y la aparición de su competencia a mayor nivel, pondrán de relieve el peligro de su competencia desleal, siendo el mayor perjuicio y la “estocada” para un sector, en el que cabe recordar, que sus cotizaciones son variables y no siempre es económicamente viable.

Un futuro sector, cuya actividad pasará de ser local, provincial, autonómica o nacional, a mundial.

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