Con dudas y comportamientos diferentes según países, la carne de cerdo ha seguido con moderados avances de precios durante el mes de julio. No tanto porque haya faltado carne, sino más bien gracias al impulso de la subida del precio del cerdo en el norte de Europa. Porque la realidad es que al mercado europeo de la carne de cerdo fresca le siguen faltando impulsos suficientes de demanda: por un lado, la inflación y la subida de tipos de interés maniata el poder adquisitivo de los consumidores y les fuerza a comprar menos kilos y comprar los productos más baratos; y, por el otro lado, el matadero no quiere congelar a estos altos precios del cerdo y presiona constantemente sobre el mercado para vender el máximo posible en fresco, lo que cubre cualquier repunte de la demanda. Los consumos sí han sido algo mejores en julio, sobre todo en Francia, donde solo la panceta ha cedido mientras el jamón subía de forma clara, y en Alemania, donde prácticamente todo el despiece ha subido precios, especialmente las piezas destinadas a consumo en barbacoas (agujas y solomillos). Pero en ningún caso la valoración global de la canal, con los subproductos presionados además a la baja, ha conseguido alcanzar la altura del vivo. En Italia, por contra, la carne ha seguido bajando en julio, debido también al efecto de la inflación y a una campaña turística que ha mejorado la demanda interior pero sin tanta intensidad como otros veranos.
En España, las mayores revalorizaciones en julio han sido para los solomillos, mientras que los jamones se han mantenido estables y las pancetas, con menos demanda exportadora, han bajado precios. Como en el resto de la UE, la venta de productos congelados es muy floja, porque no hay competitividad en la exportación a Asia y también porque los países asiáticos mantienen un perfil bajo de demanda: todo el mundo espera que los precios bajen y nadie quiere tener stock en sus manos, mientras que la recuperación de la demanda china se hace esperar y parece que no amenaza con tensionar el mercado internacional. En cualquier caso, el mercado interior español (el tradicional reparto) se defiende ahora mejor que la exportación, aunque aquí también la competencia es dura porque hay más genero que no se exporta y se queda dentro de Europa. La matanza europea bajan una media del -10% y un día y otro eso debe llegar al mercado de la carne. Pero, para que eso pase, es necesario que repunte la demanda.
Donde sí hay una clara recuperación de precios es en EE.UU., ya que la oferta de cerdos está al día, los pesos bajan de forma sostenida y la demanda, aún con las dudas de la inflación, resiste bien en el país y gana enteros en la exportación, sobre todo de jamones a México.
Fuente: Interporc