Fuente: INTERPORC

De más a menos

Las señales positivas detectadas en febrero para el mercado europeo de la carne de cerdo fresca han ganado cuerpo en marzo, con subidas amplias, sobre todo, en España y Alemania. La fuerte subida de los precios del cerdo vivo en toda Europa ha empujado al alza también los precios de la carne, aunque ha quedado claro que la carne no puede subir al mismo ritmo que el vivo, por lo que las subidas del cerdo no han podido ser totalmente repercutidas dentro de la UE. El factor clave ha seguido siendo la fuerte exportación a Asia y, especialmente, a China: los grandes volúmenes exportados limitan la disponibilidad en el mercado interior y han permitido que Alemania pudiera aprovechar ese vacío para vender su carne (que no puede exportar todavía) dentro de la UE sin presionar sobre los precios. En España los precios del despiece han subido desde un +9% (panceta, costilla) a un +15% (cabeza de lomo). Siendo España el mayor exportador mundial a China, los enormes volúmenes que ha movilizado este destino (duplicando las cantidades del año pasado) han permitido una mejor defensa de los precios interiores.

Pese a ello, hay una dura negociación (que se repite en toda Europa) con el comercio, muy reacio a aceptar nuevas subidas de precios cuando la Covid-19 todavía está presente y limita los consumos (no solo por el cierre de la restauración, sino por las críticas condiciones económicas de parte de la población). Así, en Alemania las subidas de la carne han sido muy fuertes durante marzo (del +15% al +20%, según piezas), pero en la segunda mitad de mes el mercado ha ido estancándose progresivamente, decepcionados los operadores por la prórroga y endurecimiento de los cierres por coronavirus: las previsiones de mejores consumos por una mayor apertura de la vida social se han desvanecido y todo el mercado cárnico del norte de la UE se ha estabilizado. Lo mismo ha sucedido en Brasil, aunque aquí los precios bajan, mientras que en EE.UU. todo sigue al alza, gracias a una exportación correcta y, sobre todo, a una demanda interior muy robusta y unos stocks de congelado bajo mínimos (-25% interanual).

Esperando la vacuna

La sanidad sigue marcándole el paso al porcino: por un lado, la PPA, que pone dudas sobre la efectividad de la recuperación de la cabaña porcina de China y coarta también el acceso de Alemania al mercado internacional, y, por otro lado, la Covid-19, que mantiene todavía con importantes cierres el consumo europeo de carne de cerdo, que depende también del avance de una vacunación que va más rápida en EE.UU. Todos los precios de los países exportadores se han levantado en este inicio de primavera, especialmente espectacular ha sido el caso del precio norteamericano, que se sitúa ahora a nivel europeo (y eso sucede en contadas ocasiones; normalmente, siempre está más abajo). Todo esto solo hace que reflejar una sostenida demanda internacional de carne de cerdo y un comportamiento del consumo interior mejor que el año pasado y con expectativas de que mejore más si la vacunación permite la reapertura de la vida social (la temporada de barbacoas). Además, la cabaña porcina americana disminuye ahora, por lo que no habrá más cerdos en EE.UU., y en Europa desciende en el norte, se recupera en el este y crece en España y Dinamarca. Queda la incógnita de cuántos cerdos va a tener China en el 2º semestre. De momento, el precio del cerdo en China ha bajado ya por debajo de su mínimo del año pasado pero sigue muy por encima de otros años, como indican también sus futuros de Dalian.

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