Fuente: Interporc
Una situación nunca vista
Subidas nunca vista antes en la Unión Europea durante este mes de marzo. En Alemania y los países más directamente dependientes de este mercado (Países Bajos, Bélgica, Austria y Polonia) las cotizaciones del cerdo han subido más de un 50% durante marzo. Los ganaderos, estrangulados por 2 años de pérdidas (Covid-19 y PPA) y ahogados por el coste disparado del pienso provocado por la guerra en Ucrania, han retenido cerdos y han forzado fuertes subidas. Los mataderos alemanes, que no aceptaron la 1ª subida de 5 céntimos, han acabado aceptando subida de 20-25 céntimos por semanas, ya que no tenían cerdos. Justo cuando la capacidad de matanza se recuperaba y se esperaba que la demanda de carne se recuperara estacionalmente. Temiendo que los prohibitivos costes liquidaran la producción alemana de cerdos han aceptado subidas récord. En Dinamarca, la subida se ha quedado en el 23%, ya que su precio es un precio a cuenta (se complementa al final del ejercicio) y se basa en buena parte en la evolución de los precios de la carne, que no han podido subir al ritmo del vivo. En Francia, con casi un 30% de subida en marzo, la dirección del mercado de referencia decidía a mediados de mes aumentar los límites máximos de variación semanal de la cotización, que pasaba, en su sesión de cada jueves, de 5 a 10 céntimos de posible subida. Esta excepción ha estado vigente durante 3 semanas y, de hecho, en la última ya no se alcanzó esa subida máxima. El problema en Francia es que ha estado subiendo cada semana el máximo “normal” (6 céntimos en canal: 5 el jueves y 1 el lunes) y su precio se quedaba rezagado respecto al español, donde la subida máxima en el mercado de referencia de Mercolleida es de 6 céntimos pero en vivo (unos 8 en canal). Esto aumentaba el riego de fuga de cerdos franceses hacia mataderos españoles. En España, lo excepcional de la situación ha quedado reflejado en que todas las semanas de marzo se han contado por subidas máximas en el mercado de referencia de Mercolleida: 5 semanas consecutivas con subidas de 6 céntimos. Solo una vez en la historia se había repetido la subida máxima: fue en marzo del año pasado, pero solo en 2 semanas. Este movimiento alcista ha provocado también retenciones de ganado en España, sabiendo que a la semana siguiente el precio iba a ser considerablemente más alto, con lo que los pesos se han mantenido al final bastante estables, mientras que la matanza ha ido flexionando a la baja. Sea por lo que sea, en toda la UE ha habido menos oferta y más demanda de cerdos. Además de muchos nervios.
Récords en EE.UU. (al alza) y China (a la baja)
En EE.UU., la cotización del cerdo ha subido un 11% durante marzo, con máximos en la 3º semana, cuando fue publicado su censo porcino a 1 de marzo y dio descensos superiores a lo previsto tanto en total como en cerdas, por lo que habrá menos oferta en EE.UU. en lo que resta de año. Y, sobre todo, los futuros del cerdo en Chicago han marcado también niveles récord para los contratos de primavera y verano, apostando a esa menor disponibilidad de cerdos y dispuestos a poner a prueba la capacidad del consumidor para pagar precios mucho más altos por la panceta o los jamones asados. En cambio, en Brasil el cerdo ha cedido un -1%, presionado por la debilidad de su consumo interior y las menores exportaciones a China. Y, precisamente, en China el cerdo sigue con tendencia bajista: en marzo, otra disminución del 6%, a niveles plenamente pre-PPA. Ni las compras públicas que realiza el gobierno han podido cambiar hasta ahora esta tendencia.
Volatilidad de alto riesgo
El estancamiento en que vivió el cerdo desde octubre del año pasado ha dejado paso ahora, y prácticamente de un día para otro, a una explosión nunca vista de las cotizaciones: primero, de los cereales; después, pero sin poder alcanzar al cereal, del cerdo vivo; y, por último y sin conseguir moverse a la velocidad extrema del vivo, también de la carne de cerdo. La volatilidad es ahora extrema, porque todo se está moviendo en niveles muy altos y que impactan de forma directa sobre los costes de producción y sobre los consumidores finales. El lechón, que subió también sin complejos tras el cerdo, sale de marzo con más dudas: la histórica revalorización del cerdo no da para cubrir los costes que se han de afrontar y la guerra en Ucrania compromete las siembras de nueva cosecha en este país y sus infraestructuras logísticas (los puertos del disputado mar Negro, sobre todo), con lo que sigue habiendo mucha incertidumbre sobre los precios futuros del pienso. Una sola cosa está clara: será a un nivel más o menos alto, pero se presume que todas las materias primas se encaminan a un período de precios altos.
Y todo esto, en un marco de cambios en los flujos comerciales: si el año pasado España y la UE tuvieron que enfrentarse a la retirada de la demanda china en carne de cerdo y ha habido que buscar otros destinos, en 2022 el desafío estará en dónde y a qué precio originar maíz y trigo para substituir a Ucrania y (habrá qué ver) también a Rusia. Y, dentro de la UE, deberá verse hasta qué punto la menor disponibilidad general de cerdos sustenta la mayor subida del precio del cerdo: por un lado está el ganadero, que producirá más caro, y por el otro, el consumidor, que deberá decidir dónde gasta su dinero con todo más caro.