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Análisis del mercado del cerdo vivo en marzo

Fuente: INTERPORC

China copa las primeras páginas

El mes de marzo ha vivido una explosión nunca vista de los precios europeos del cerdo, no tanto por la altura alcanzada (otros años estuvieron más arriba) sino por la rapidez con que han subido y las expectativas que se han levantado sobre la caída de la producción porcina china a causa de la Peste Porcina Africana (PPA). La for­tísima demanda china de porcino ha llevado a convertir a todos los mercados europeos en demandadores de cerdo para poder cubrir esos pedidos y las cotizaciones del cerdo han subido a grandes saltos en todos los paí­ses. En España, la subida durante este mes de marzo ha sido del +10%; en Alemania y Dinamarca, del +7%; en Francia, del +13%; en Holanda, del +9%. Pero es que lo mismo ha sucedido en América: +65% en EE.UU, +25% en Canadá y +5% en Brasil. Y, en China, origen de este terremoto, +19%. Paralelamente, y otorgando ma­yor consistencia todavía a estos movimientos del cerdo, los precios del lechón se han disparado en todo el mun­do durante estas 4 semanas de marzo: en torno al +10% en la UE, por encima del +30% en EE.UU y por encima del +40% en China. Las perspectivas para la segunda mitad de año apuntan a una falta histórica de cerdos y carne de cerdo en China y todo el mundo responde a esta futura mayor demanda de dimensiones descono­cidas hasta ahora. Para acabar de redondearlo, los pre­cios de la cerda, muy deprimidos desde hace bastantes meses, se apuntan al carro alcista: si la carne de cerdo se encarece más y se tensa su oferta, el fabricante eu­ropeo buscará carne de cerda para suplirla.

El mercado español, con un balance interior más ten­sionado por la reducción de las disponibilidades ligadas en buena parte a la retirada de antibióticos, empezó ya a subir antes el cerdo, aunque de forma moderada por­que el resto de la UE no acompañaba este movimiento. Esto sirvió para que el precio español, que era el más bajo entre los grandes países productores europeos al empezar el año, entrara en marzo a la cabeza. Los pe­sos han sido un buen reflejo de esta tensión entre ofer­ta y demanda, ya que España es prácticamente el único país donde han bajado de forma continuada durante fe­brero y marzo y donde son ahora inferiores al año pasa­do. Para aprovechar los precios bajos del cerdo al inicio del año, los mataderos han incrementado su demanda, pero en cuanto enero absorbió los retrasos navideños, la oferta ha sido progresiva y constantemente inferior a la deman­da. Y, cuando ha llegado la demanda china, el matadero ha pedido todavía más cerdos, mientras que el ganadero ha empezado a gestionar sus salidas, tanto para aprovechar los precios más altos de la semana siguiente como (sobre todo) para controlar sus pesos, que empezaban en la gran integración a ser demasiado bajos para esta época del año. La lejanía de los festivos de Pascua hasta mediados de abril ha impedido que el mercado pudiera tomarse ningún descanso durante marzo. Y, en esta tesitura, tanto mata­deros como ganaderos esperan ahora con ansia esa reduc­ción de matanza en Semana Santa: los primeros, para que vuelvan a salir más cerdos después; los segundos, para re­cuperar peso.

En Alemania, la matanza acumula ya un descenso in­teranual cercano al -5% en este primer trimestre, pero si estos cerdos hasta ahora no se echaban de menos por­que el temor a la PPA mantenía una oferta constante en el mercado y no se quería congelar carne, en cuanto China ha empezado a comprar en estos volúmenes, el precio se ha disparado tras casi medio año en que prácticamente no se había movido. Tras tanto estancamiento, el precio ha explotado al alza.

Sube Chicago y baja el censo en China

En EE.UU, la primera señal la dieron los contratos de fu­turos de Chicago, con una brusca escalada de máximos diarios al empezar marzo tras constatarse que, pese a los aranceles adicionales, China podía comprar porcino en EEUU. Más aún si el acuerdo para poner fin a la gue­rra comercial entre ambas potencias incluye (como parece) compras masivas de carne de cerdo de EE.UU por parte de China.

En China, el precio del cerdo se ha levantado también con rapidez: tras la masiva matanza de cerdos y cerdas en el último trimestre de 2018, por temor a la PPA, faltan aho­ra cerdos porque no se están llenando las plazas vacías y la epidemia no remite. En febrero, el censo porcino chino mostraba un descenso interanual del -16% (y del -19% en cerdas): son unos 70 millones menos de cerdos en un año.

Un déficit mareante

Las cifras chinas son siempre abrumadoras, pero en el caso de la afección de la PPA sobre su producción porci­na, lo son todavía más. China es el primer productor mun­dial: se concentra en ese país la mitad de la producción del mundo. Y es también el primer consumidor e importador de porcino. En la otra mitad del mundo, América va a dis­poner de más producción este año, pero en la UE las pre­visiones apuntan a una estabilidad. Las primeras previ­siones de analistas europeos (Rabobank) hablaban de un descenso del -5% de la producción china; ahora, el mismo gobierno chino empieza a evaluar descensos del -30% en algunas provincias clave productoras, prevé precios inte­riores récord en el segundo semestre de 2019 y entrevé que la escasez se alargará durante 2020 porque se han liqui­dado muchos efectivos de cerdas reproductoras. Todo el mercado internacional está pendiente de evaluar esta de­manda china y su concreción. También el consumo chino de carne de cerdo va a bajar, tanto por el goteo constante de noticias sobre la PA (pese a que no afecta a humanos) como porque no habrá carne suficiente para mantener el consumo y se darán desvíos a ternera, cordero y pollo. De hecho, China ya está importando más vacuno que nunca y se prevé también precios récord para el pollo.

Paralelamente, Europa y América extreman las medidas para evitar la propagación de la PPA los primeros y la en­trada de la PPA los segundos, mientras se negocia con los países asiáticos la aceptación de la regionalización para poder hacer frente al déficit que viene. La rápida su­bida de precios incrementa en poco tiempo el circulante necesario en las empresas compradoras, al tiempo que penaliza la operativa del fabricante europeo, que ha de enfrentarse ahora a duras negociaciones con la gran dis­tribución comercial para repercutir la subida de su mate­ria prima. La PPA en el mayor productor mundial es una bomba de relojería.


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