Una de las misiones más claras que tenía Miguel Arias Cañete en su segunda etapa como ministro de Agricultura fue la de promulgar una nueva normativa para el jamón ibérico. El ahora comisario europeo, casado desde hace décadas con Micaela Domecq, de una histórica y poderosa familia ganadera jerezana, ha sido clave en dos de las tres regulaciones que ha tenido el sector del jamón ibérico en España. En 2001, el ejecutivo popular -estando de ministro el propio Cañete- reguló por primera vez el sector del jamón ibérico, que permitía llamar ‘ibérico’ todos aquellos jamones que provenían de animales que únicamente disponían de un 50% de su porcentaje genético de raza ibérica pura. En 2014, también con Cañete de ministro, se daba una segunda vuelta de tuerca: obligación de mencionar el porcentaje genético de la raza ibérica que tiene un producto, etiquetándolos todos, eso sí, como ibéricos. De nuevo el mismo ministro estaba detrás. Y los cambios han sido importantes.
Ciudadanos fue informado de este presunto fraude al consumidor y en un escrito presentado en el registro del Congreso de los Diputados apenas unos días antes de que se disolvieran las Cortes -documento al que ha tenido acceso este diario- aseguró que la reforma de etiquetado realizada por Cañete “origina y fomenta de forma deliberada la confusión al consumidor, así como posibles fraudes”. Con la posibilidad de cruzar hembras de la raza ibérica con machos de la americana ‘duroc’, los industriales que elaboran estos productos sucedáneos consiguen rentabilidades mayores, porque el duroc es una raza con camadas más grandes, que engorda más rápido y con tiempos de curación más cortos.
Para Toni Cantó, el diputado naranja que firma este escrito, el nuevo etiquetado de Cañete contiene un “galimatías algebraico que entremezcla estructuras gramaticales con expresiones técnico numerales que por regla general sólo serán comprensibles para especialistas muy avezados en la materia, al entrañar una compleja comprensión para quien no se encuentra habituado a descifrar expresamente la terminología técnica ampliamente punteada”.
En resumidas cuentas, la normativa habría sido construida de forma expresa para favorecer la compra del consumidor aunque esto suponga engañarlo. El consumidor cree que está comprando ibérico y no es así, pues sólo es ibérico en un porcentaje genético que puede ser del 50% o del 75%. La realidad es que la diferencia en el paladar, el precio y en cómo han sido tratados.
“El jamón ibérico es uno de los productos alimentarios más icónicos de España, símbolo de calidad y de producto saludable. Y a pesar de ello el Gobierno ha decidido devaluarlo con un tratamiento legal que permite el engaño al consumidor. Donde la normativa debería de ser más estricta y cuidadosa, se opta por todo lo contrario”, ha asegurado a este diario un experto en el sector. Entre las prácticas que en teoría no están permitidas para un producto de esta calidad pero que se hacen de forma masiva está la de “congelar los jamones”, de tal forma que puedan aguantar más tiempo. En todo esto, el consumidor es totalmente ignorante, ¿alguien piensa que un jamón ibérico ha sido congelado?
Revuelo en el sector
En este mismo documento, que reproducimos a continuación, el diputado y actor valenciano concluye que el Ministerio de Agricultura sólo buscó “realzar aquellas características descriptivas, composicionales y raciales dominantes, tanto genéticas como comerciales, (raza ibérica) que puedan resultar persuasivas, cautivadoras y convincentes para potenciar la decisión de compra del consumidor, puesto que su voluntad de compra se forma a partir de una creencia inexacta”, relacionando el concepto ibérico con la bellota y la dehesa cuando la realidad puede ser otra.
Por último, según Cantó el gobierno está incumpliendo intencionadamente un deber establecido por el ordenamiento jurídico de la Unión Europea: “La información alimentaria no inducirá a error sobre las características del alimento y, en particular, sobre la naturaleza, composición o cantidad”. El Ejecutivo, sin embargo, justifica esta medida porque “el objetivo que debe conseguirse es precisamente dar a conocer al consumidor el porcentaje de raza ibérica del producto, no el de la otra raza que haya intervenido, al haberse constatado que la información de la otra raza no es relevante, al no ser nunca demandada por los consumidores que, por el contrario, sí han manifestado interés en conocer el porcentaje de la raza ibérica”. En ningún caso se trata de obviar que la otra raza no es ibérica y que tiene tanta presencia como ésta, aseguró.
http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/83623-canete-fomenta-el-fraude-al-consumidor-con-las-etiquetas-del-jamon-iberico-segun-ciudadanos
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