A mediados del pasado mes de febrero, tanto Francisco Javier Morato, presidente de ASICI (Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico) como Elena Diéguez, Secretaria Técnica de Aeceriber (Asociación Española de criadores de cerdo ibérico) y también miembro de la directiva de ASICI, proclamaban que las recientes lluvias habían paliado los efectos de la sequía en la vigente montanera, -época en la que a los cerdos se atiborra de bellota en la dehesa, entre octubre y febrero-. Ante esas declaraciones, un ganadero adscrito a la D.O.P. “Dehesa de Extremadura” manifestaba su absoluta perplejidad: “Son falsas y además ellos lo saben. Yo este año he engordado la mitad de cerdos ibéricos puros para la D.O. que un año normal, por supuesto con el control de los veedores oficiales de la D.O. y no con los ‘papeles de bellota’ cotejados por ASICI, y encima los animales han repuesto menos arrobas que de costumbre y por tanto los he tenido que vender con menos peso”.

Con las lluvias de las últimas semanas pocos se acuerdan de la grave sequía que hemos sufrido en la Península Ibérica en los meses de otoño y los negativos efectos que ha tenido y sigue teniendo en los pastizales adehesados. Todo esto ha propiciado una producción de bellota escasa y de un tamaño y calidad inferiores en las encinas y prácticamente inexistente en los alcornocales. Esto es debido a que el fruto de la bellota acaba su desarrollo y maduración entre los meses de octubre y noviembre, y por aquellas fechas estábamos en plena sequía, con lo que poco ha podido arreglarse la temporada de montanera con las cuantiosas lluvias de febrero. Incluso peor, por cuanto estas últimas precipitaciones contribuyen a que la escasa bellota que quedaba en el campo se pudra y no sea aprovechada por los cerdos ibéricos.

Este desolador panorama nos hace pensar que durante la presente montanera no se ha podido engordar el mismo número de cerdos que el año anterior, que por cierto tampoco fue nada bueno. Pues bien, los consumidores no deben preocuparse porque van a tener más producción de cerdo de bellota que el año anterior, en concreto casi 750.000 frente a 720.000, según las estimaciones y datos de ASICI, y las declaraciones coincidentes de su presidente y de la secretaria técnica de AECERIBER.

Con el incremento del número de cerdos, a pesar de la palpable falta de bellota durante la presente temporada de montanera, las perspectivas no auguran nada bueno, ni para el sector a corto y medio plazo, ni por supuesto para los consumidores. De hecho, varios de los ganaderos e industriales contactados consideran que este año tres de cada cuatro cerdos calificados y contabilizados por ASICI y el Ministerio de Agricultura como categoría comercial “de bellota ibérico” incumplen de forma flagrante la Norma de Calidad del Ibérico.

Los ganaderos de bellota (en muchos casos industriales que crían y cuidan sus propias piaras) están divididos entre los que cumplen escrupulosamente la norma del Ibérico y ceban únicamente los cerdos que pueden alimentar con bellota en sus parcelas adehesadas, y los que se pasan -cada vez más- al “lado oscuro”, el “fraudulento”.

De esta forma obtienen un doble botín: en primer lugar, una mayor rentabilidad económica de sus falsas producciones y, en segundo lugar, los “papeles de la categoría comercial bellota” que les permitirán producir, marcar y comercializar de manera artificiosa piezas de jamones y paletas con sus correspondientes precintos de norma (rojo o negro) que les procuran la indispensable cobertura legal (ante la nula denuncia por parte de ASICI) pero que de manera palmaria acabarán engañando al consumidor.

Así, los consumidores podrán entender la picaresca anclada en el sector y la poca confianza que deben prestar a los precintos y al etiquetado de los jamones y paletas de bellota.

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