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Control de cerdo ibéricos en montanera extremeña mediante GPS por la UEX

«Los datos que estamos obteniendo nos permiten dirigir al cochino a las zonas de bellota que no pisa para aprovechar más el rendimiento de la finca». No era el fin último de este proyecto de la Uex, pero sí es una de las conclusiones que puede tener ya una aplicación en la industria del ibérico. Quien lo cuenta es el responsable de esta investigación, Raúl Bonal Andrés, doctor en Ciencias Biológicas de la Escuela de Ingenierías Forestales de Plasencia y responsable de un proyecto sobre el control de plagas en la encina a través del manejo ganadero. El estudio es una de las iniciativas del instituto universitario Indehesa de la Uex sobre estudios de la dehesa, y en él ha participado también la Politécnica de Cáceres, desarrollando el dispositivo GPS utilizado.

El objetivo de esta investigación era inicialmente ese, analizar si era posible evitar enfermedades comunes de una forma natural, haciendo que el ganado pase por las zonas en las que se asientan los insectos que las causan y se los coman cuando aún son solo larvas. «Si el cerdo se come la bellota que aloja a la larva, evita que esta se entierre en el suelo y salga en la temporada siguiente como un nuevo insecto que repetirá el ciclo», explica Bonal.

Para estudiarlo se decidió poner un collar con GPS a los animales que formaban parte del estudio para evaluar su comportamiento. Este es el primer año que se incluye al cerdo en la montanera (antes se ha trabajado también con vacas y ovejas) y para ello se han colocado dos GPS con un arnés a otros tantos animales de la finca Casablanca (en Guijo de Granadilla) en la que se está llevando a cabo el estudio. El localizador, que pesa unos 500 gramos y tiene seis meses de batería, envía cada 15 minutos una señal con la posición del cochino. Cada día se ha ido descargando la tarjeta del dispositivo en la que se archiva toda la información. Con todo ello, «sabemos ya que el porcentaje de bellotas afectadas por los insectos se reduce con este sistema», dice el investigador. No solo porque los animales se coman el nido de la larva en la bellota, sino porque al pisar el suelo de la zona en que suelen hibernar, compactan el terreno y dificultan que puedan salir después de terminar ese periodo de letargo. Pero no es la única información que han obtenido.

Adelantar la montanera

«Si se adelantara la montanera a los meses de septiembre y octubre, que es cuando la bellota enferma cae al suelo, se podrían reducir enfermedades». dice el experto.

Porque en el caso del cochino, la investigación va más allá del control de plagas. Con la información de los GPS acumulada han conseguido además trazar un mapa con todos los movimientos que han llevado a cabo los animales desde que los soltaron en la dehesa y eso les ha permitido conocer también comportamientos que desconocían y analizar si se puede mejora el rendimiento de los terrenos para la montanera, localizando zonas infrautilizadas en relación con la disponibilidad de alimento.

«Hemos visto que los cerdos son muy gregarios y que suelen moverse juntos», dice el investigador; pero también, que no solo se alimentan por el día, sino que por la noche dedican un tiempo a comer y tienen más actividad de la que se pensaba. «Salen de madrugada y no se alejan mucho de la zona en la que duermen (al contrario que su comportamiento durante el día que sí que se mueve con más libertad por el terreno y pueden llegar a recorrer tres o cuatro kilómetros), pero dedican entre una y dos horas a comer», explica.

Esta información es uno de los elementos que más valor puede tener para su aplicación en la ganadería. «Si se conocen estos patrones de comportamiento y cómo se mueven los cochinos, se les puede dirigir para que vayan a las zonas que no pisan para aprovechar el rendimiento de la finca mejor o bien cambiar las zonas en las que duermen para que en las salidas nocturnas tengan más alimento», explica.

Además la investigación les ha aportado otros datos curiosos, como que los cerdos pueden llegar a alcanzar velocidades de hasta dos kilómetros por hora en sus desplazamientos y que tienen dos tipos de movimiento en función de si están comiendo o no.

Fuente: El Periodico Extremadura


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