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Diferencias en el contenido muscular de hierro, cobre y cinc entre dos genotipos porcinos: Ibérico, y Landrace × Large White

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Los minerales traza, como el hierro, cobre y cinc, son esenciales para el organismo, al estar implicados en aspectos importantes de producción, función inmune, resistencia a enfermedades y promoción del crecimiento. Los ingredientes tradicionales de las dietas para porcino, como la cebada y la soja, no contienen normalmente niveles adecuados para cubrir las necesidades minerales de los animales, por lo que la suplementación mineral es una práctica habitual en su producción. Ahora bien, los minerales traza, especialmente el Cu y el Zn, se excretan en gran medida (hasta en un 90% de la ingesta) al medio ambiente con los consecuentes problemas de contaminación que esto puede suponer, por lo que su adición a las dietas del ganado está estrictamente controlada por la legislación.

Por estos motivos, y por sus especiales implicaciones en la producción y bienestar animal, el estudio de los requerimientos de minerales traza en el ganado porcino debería ser un tema importante entre los especialistas. Hoy día, dichos requerimientos están establecidos para el ganado porcino de forma general, sin hacer distinciones entre razas. Esta investigación ha puesto de manifiesto que, al menos en el caso de minerales mayoritarios como el calcio y el fósforo, las necesidades del cerdo ibérico son sensiblemente inferiores a las de los cerdos convencionales, más magros. Poco se sabe respecto a las necesidades en elementos traza para los distintos genotipos porcinos, pero es posible que también existan diferencias. Algunos autores han sugerido que las necesidades en microminerales de las razas porcinas más magras podrían ser superiores a las de las razas menos magras, ya que han observado un contenido mineral superior en su carne. De hecho, se ha sugerido que el desarrollo muscular, debido a su mayor retención mineral, podría ser utilizado para predecir las necesidades minerales. Como primera aproximación para el estudio de estas necesidades, se propone determinar en el presente trabajo si existen diferencias en el contenido muscular de Fe, Cu y Zn en 2 genotipos porcinos de diferente contenido magro (Ibérico, y Landrace × Large White) alimentados con dietas de idéntico contenido mineral.

Materiales y métodos

El ensayo se realizó de acuerdo con la legislación española de bienestar animal y tras obtener la correspondiente autorización del Comité de Bioética del CSIC.

Un total de 16 animales (8 ibéricos puros y 8 Landrace × Large White) estuvieron implicados en el ensayo. Se alojaron en parques individuales (2m²) situados en naves con temperatura controlada (20 ±1°C) y fueron alimentados con dietas isoenergéticas (14MJ EM/kg de materia seca) que diferían en el contenido en proteína bruta (PB): 13% (dieta A para ibérico) o 17% (dieta B para Landrace × Large White) (n=4/raza), formuladas para cubrir los requerimientos proteicos de cada uno de los genotipos. La composición de las dietas experimentales se observan en la Tabla 1. El nivel de alimentación se restringió al 80% de la ingesta ad libitum de cerdos ibéricos, ajustando dicha ingesta semanalmente, en función del peso de los animales. Alcanzados aproximadamente los 115kg de peso, los cerdos fueron sacrificados por desangrado previa electronarcosis. Dentro de los 15min siguientes al sacrificio, se tomaron muestras de los músculos longissimus dorsi (LD) y biceps femoris (BF) de la semicanal derecha, se les recortó la grasa intermuscular visible, se envasaron al vacío y se conservaron a -20°C hasta el momento de ser analizados.

Todos los análisis los realizaron por triplicado. Las determinaciones de Fe, Cu y Zn las llevaron a cabo por espectrofotometría de absorción atómica en un espectrofotómetro, previa incineración de las muestras en horno a 450°C hasta la obtención de cenizas blancas. Prepararon diferentes patrones a partir de ampollas de Tritisol, de Fe, de Cu y de Zn, y, para comprobar la exactitud de los análisis, utilizaron patrones externos certificados: hígado bovino en el caso de Cu y Zn y pan integral para el Fe. Todas las determinaciones estuvieron dentro de los márgenes establecidos en dichos patrones.

Calcularon el contenido total en cenizas (expresado en %) y el contenido de Fe, Cu y Zn (en mg de mineral por kg de músculo en materia fresca). El análisis estadístico de los datos los llevó a cabo mediante un ANOVA de 2 vías, que incluyó ambos genotipo y dietas como factores, y su interacción, seguido del test de Duncan para establecer diferencias significativas (al nivel del 5%).

Resultados y discusión

Los resultados del contenido en cenizas y en elementos traza en los músculos analizados en el presente ensayo se ofrecen en la Tabla 2.

No observaron diferencias en la cantidad total de cenizas entre los genotipos para ninguno de los 2 músculos, y tampoco hubo variaciones en función de la dieta consumida por los animales. Así, la cantidad total de materia mineral fue en todos los casos ligeramente superior al 1%, datos muy parecidos a los encontrados por otros autores en músculos de cerdos blancos y ligeramente superiores al 0,8% encontrado en el ibérico. Ahora bien, el genotipo sí afectó de manera significativa al contenido de Fe y de Zn en ambos músculos, siendo superiores los valores encontrados en el ibérico respecto al cruce de Landrace. En el caso del Fe, además, se observó un efecto significativo de la dieta, siendo inferior el contenido férrico en los cerdos ibéricos que consumieron la dieta de mayor contenido proteico, hecho que se repitió en ambos músculos. En la raza cruzada con Landrace no se observaron estas diferencias. La concentración de Cu no se vio afectada ni por el genotipo ni el nivel de proteína de la dieta.

Describieron que los requerimientos minerales no sólo vienen determinados por la edad y el peso del cerdo, sino también por el mayor o menor desarrollo del tejido magro a lo largo del crecimiento, ya que se han observado contenidos minerales mayores en la carne de cerdos más magros respecto a los menos magros. Sin embargo, las concentraciones musculares de elementos traza en el ibérico, un cerdo eminentemente graso, fueron mayores que en una raza más magra, al menos para el caso de Fe y Zn, lo que indica que la deposición de estos microminerales está ligada al genotipo. El alto contenido en hierro de la carne de cerdos ibéricos confirma datos bibliográficos previos y se debe a los mayores niveles de mioglobina derivados de una alta concentración de fibras oxidativas en esta raza. El exceso de proteína, por otra parte, tiene un efecto reductor en la deposición muscular de Fe en el genotipo ibérico, lo que reafirma la importancia de ajustar la composición de la dieta a las necesidades de cada raza.

Por tanto, las características particulares de cada raza porcina, entre ellas su potencial de crecimiento y de desarrollo magro, deberían ser tenidas en cuenta para establecer sus necesidades minerales, especialmente de elementos traza, como indican las diferencias manifiestas en el contenido de estos micronutrientes observadas en los músculos de los animales del presente ensayo.

Autores
Palma-Granados, P., Haro, A., Nieto, R., Lara, L., Aguilera, J. F., y Seiquer, I. Departamento de Fisiología y Bioquímica de la Nutrición Animal, Estación Experimental del Zaidín (CSIC), Granada, España.

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