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El sector ibérico crece con fuerza hasta niveles de precrisis y busca con nuevas iniciativas alejarse de toda sospecha de fraude

El sector del jamón ibérico vivió hace años, al igual que el ladrillo, su particular burbuja especulativa. Existía además gran confusión con los términos pata negra, bellota, recebo y cebo, pagando en muchos casos altos precios por jamones que no era lo que decía su etiqueta. La crisis terminó estallando y colocó al sector en la casilla de salida, eso sí, llevándose por delante a un buen número de productores e industrias.

Actualmente, la crisis parece haber quedado atrás y el sector crece hasta niveles similares a los de antes de la crisis. La dimensión del sector del porcino ibérico supera los 1.300 millones de euros aproximadamente, lo que representa entre el 6 y el 7% del total de la industria cárnica en nuestro país, según datos de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice). El sector emplea además a cerca de 6.000 personas. En la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), que abarca el 90% del sector, están inscritos 16.416 explotaciones ganaderas, 80 mataderos en España y Portugal y más de 500 empresas transformadoras y elaboradoras.

El sector del ibérico exporta aproximadamente un 10% del total del porcino, según Anice, lo que se tradujo durante 2017 en torno a las 4.600 toneladas, con un 10% de incremento respecto al año anterior. Durante el pasado se pusieron un total de 6,48 millones de precintos en jamones y 6,48 en paletas ibéricas.

En cuanto al consumo, según el Ministerio de Agricultura, entre julio de 2016 y el mismo mes de 2017 se consumieron casi 13.000 toneladas de jamón ibérico en nuestro país, lo que se traduce en ventas por valor de más de 400 millones de euros.

El sector mira al futuro con optimismo, pero es consciente de que no se deben repetirse los mismos errores, empezando por clarificar todo aquello que genere confusión y falta de transparencia.

Aplicación para smartphone

Finalmente, Asici está ultimando una aplicación para el teléfono móvil con la que se podrá escanear el código de barras del precinto y se conocerá la fecha y el lugar del sacrificio, la explotación en la que engordaron los animales, así como el tiempo de curación.

Fuente: Abc


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