RESUMEN
La eficiencia en la producción porcina se ve afectada por diversos factores. Uno de ellos, y económicamente de los más importantes, es el rendimiento reproductivo de las cerdas primerizas. Para lograr resultados satisfactorios en las hembras de recría, se deben controlar y mejorar constantemente tanto los factores ambientales como genéticos. Durante muchos años, la selección intensiva en la industria porcina para aumentar la relación musculo-grasa de la canal ha llevado al deterioro de algunas características reproductivas (por ejemplo, un desarrollo menos favorable del sistema reproductivo en cerdas de reposición, problemas con la fertilización, camadas grandes pero lechones pequeños, etc). En los últimos años, muchos productores se han centrado en aumentar el tamaño de la camada y el peso al destete de los lechones, además de hacer hincapié en aumentar la vida útil reproductiva de las cerdas. En las cerdas de reposición, la evaluación sistemática de la solidez reproductiva y estructural es de suma importancia. El objetivo principal de esta revisión es resumir los criterios actuales para seleccionar las mejores hembras de reposición.
INTRODUCCIÓN
La reproducción es uno de los factores más importantes que influyen en la eficiencia de la producción ganadera. En los sistemas de producción porcina, el manejo y selección de las cerdas de reposición es de gran importancia, ya que estas nulíparas representan el futuro potencial productivo de la piara. Desafortunadamente, la heredabilidad de la mayoría de los rasgos reproductivos es baja y, por lo tanto, puede ser difícil mejorar los rasgos reproductivos mediante selección. Esos rasgos hereditarios bajos, como la fertilidad y la tasa de supervivencia de los lechones, dependen de interacciones complejas entre los genotipos de cerda, verraco y embrión o lechón.
Aunque es posible mejorar los rasgos que dependen del genotipo femenino (es decir, la tasa de ovulación y la edad en la pubertad), la selección adecuada de la reposición se basa en muchos factores que van desde la capacidad reproductiva prevista hasta los rasgos fenotípicos de producción. La culminación de factores genéticos, como el crecimiento y el desarrollo adecuados, así como los factores ambientales, como el manejo y la selección, deben gestionarse de manera eficiente para maximizar los beneficios. Este artículo de revisión presenta el estado actual del conocimiento sobre la selección de cerdas de reposición y los problemas reproductivos asociados con las primerizas.
MANEJO DE LA REPOSICIÓN
El potencial de la producción futura de una manada está estrechamente relacionada con la selección de la reposición.
La selección adecuada de cerdas primerizas no es garantía de ganancias, estabilidad o alta eficiencia comercial, pero si es un requisito previo para el éxito. La cantidad de cerdas sacrificadas anualmente por una granja depende también de muchos factores, como por ejemplo la salud, el clima, el manejo en la explotación y el sistema de reproducción.
Se ha informado que las tasas anuales de eliminación de cerdas son del 35% al 59%. Según Fruh, en las explotaciones de producción orgánica se sacrifican más cerdas en interiores (47,7%) que en sistemas de alojamiento al aire libre (45,8%). Las altas tasas de reemplazo durante el año pueden afectar negativamente tanto el rendimiento productivo de la explotación como, consecuentemente, los costes económicos de producción. Las principales causas de sacrificio en cerdas son problemas reproductivos, como la carencia de concepción y el anestro, pero también contribuyen algunos problemas de producción, como una camada pequeña y las cojeras. Los problemas reproductivos comprenden del 27% al 34% de todas las cerdas sacrificadas, mientras que los trastornos de la cojera representan el 22,5%. La aparición de fallos reproductivos en el grupo incrementa el parámetro de días no productivos, lo que causa reemplazos frecuentes de cerdas. Las prácticas de sacrificio tempraño reducen las ganancias de la inversión, mientras que las prácticas de sacrificio tardío, para animales de bajo rendimiento, pueden afectar la rentabilidad del lote.
Muchos años de selección unilateral de cerdos, para lograr una alta tasa de crecimiento y tasas más rápidas de ganancia de musculo magro, han influido negativamente en el rendimiento reproductivo de las cerdas.
Szostak demostró que una alta tasa de crecimiento influye negativamente en la eficacia de la fertilización y en el número de lechones nacidos y criados en la primera camada. según Hermesch et al, el tamaño de la camada se correlaciono negativamente con la tasa de crecimiento, especialmente en la primera paridad (rg= -0,30 de 3 a 18 semanas; rg= -0,42 de 18 a 22 semanas). Los resultados de otros estudios mostraron que las primerizas de rápido crecimiento tenían menos probabilidades de parir (r= 0,52). Además, el crecimiento rápido puede conducir al desarrollo precoz del sistema reproductivo y tiene asociaciones genéticas negativas con la vida reproductiva de la cerda (r= -0,02 a -0,08).
A pesar de esto, el desarrollo de nuevos métodos para mejorar el conocimiento genómico y del rebaño reproductor brinda una oportunidad para mejorar la capacidad de cría. Su et al informaron que la selección para el número total de nacidos entre 1992 y 2004 condujo a un aumento de 3,8 lechones por camada para la Landrace danesa y de 3,0 lechones para la Yokshire danesa, alcanzando 15,6 y 16,7 lechones por camada respectivamente en 2015, una heredabilidad moderada y viéndose afectados en gran medida por el entorno externo e interno. Las estimaciones de heredabilidad varían de 0 a 0,73 para la edad de la pubertad; 0 a 0,76 para el número total de lechones nacidos; 0 a 0,66 para el numero de lechones nacidos vivos y 0 a 0,23 para la tasa de supervivencia prenatal. Por lo tanto, muchos factores pueden provocar problemas con la reproducción, incluido el manejo, los resultados de producción no sistemáticos, la calidad del semen, la detección deficiente del celo, la duración de la lactancia, la salud, la calidad del alimento, el manejo de la alimentación (especialmente durante la lactancia), la inseminación ineficaz y otros trastornos reproductivos. Esos factores conducen a la disminución de la eficiencia reproductiva y al aumento de los días no productivos.
También tiene un impacto negativo en la economía ganadera, porque las explotaciones porcinas no pueden mantener los niveles de producción. La investigación realizada por Iida y Koketsu en granjas japonesas mostro que el 11,6% de las primerizas y el 9% de las cerdas adultas volvieron al servicio. En EE.UU., el porcentaje de animales que regresaron al servicio fue del 14% para las primerizas y del 7% al 9% para las cerdas adultas. Las primerizas tenían más probabilidades de volver al servicio que las cerdas, pero la aparición de anestro es mayor en los grupos de cerdas multíparas cuando la duración de la lactancia es de 15 a 19 días. Además, la detección incorrecta del celo reduce la tasa de partos y provoca una disminución del número de camadas por cerda/año.
EDAD DE LA PUBERTAD
El inicio de la pubertad en cerdas nulíparas está asociada con la aparición del 1º celo. La edad del 1º celo y el apareamiento o inseminación de cerdas jóvenes tiene un impacto directo en la reproducción posterior, en su rendimiento y longevidad. La edad de la pubertad es moderadamente hereditaria (r= 0,38), por lo que existen oportunidades potenciales de selección. Para decidir cuándo comenzar a criar cerdas y cuánto tiempo se pueden retener en el corral de recría, los productores deben considerar el sistema de alojamiento que se utilizara, la gestión de las prácticas de manejo, longevidad y reproducción. El inicio de la pubertad es dependiente de muchos factores, incluido el genotipo, la técnica y efectividad de la detección de celo, la estación del año, el medio ambiente, la exposición a los verracos, la nutrición y la salud del animal.
Tanto la longevidad como la futura eficacia reproductiva dependen de la edad del 1º apareamiento. La tasa de ovulación en el 1º celo es menor que en los ciclos posteriores, lo que indica que la inseminación artificial (IA) o la reproducción natural debe realizarse en el 2º o 3º celo. Le Cozler et al y Young et al demostraron que la edad del 1º parto afecta el manejo de la piara y mostraron que las primerizas más jóvenes (<185 días de edad) tenían más lechones en los partos 1 a 3 que las mayores. Mientras, Tummaruk et al demostraron que las hembras cuyas madres eran primerizas crecían más lentamente, tenían menos grasa dorsal a los 100 días de edad y se aparearon más tarde que las criadas a partir de cerdas multíparas. Además, se observó que las hembras de camadas más pequeñas alcanzaron la madurez sexual antes que las primerizas de camadas más grandes.
Lammers et al informaron que las primerizas alcanzan la madurez sexual entre los 160 y los 190 días de edad.
De manera similar, Tummaruk et al informaron que la madurez sexual ocurre entre los 180 y 210 días de edad (6 a 7 meses), mientras que los resultados de estudios previos indican 200 a 220 días. En climas tropicales, el 1º celo de las primerizas se observó entre los 188 y los 251 días de edad. En los países escandinavos, la edad promedio informada para el inicio de la madurez sexual fue de 229 días en marzo y 245 en noviembre (Suecia), 210 a 270 días con 120 kg de peso corporal (Suecia) y 235 días (Finlandia).
La edad tardía del 1º apareamiento en las primerizas aumenta el número de días no productivos y puede influir negativamente en el rendimiento reproductivo posterior. Según Kapelańska et al, es posible disminuir la edad del 1º apareamiento a menos de 6,5 meses de edad sin consecuencias negativas para su productividad futura. Además, sería beneficioso para la eficiencia económica de la explotación en la producción porcina.
Por otro lado, el rápido desarrollo del sistema reproductivo de una primeriza comienza a partir de los 6 meses de edad y suele coincidir con el 1º ciclo de celo. Por lo tanto, el apareamiento de las primerizas en este momento puede tener efectos negativos sobre el crecimiento de las primerizas y el número de lechones nacidos.
PESO Y ESPESOR DE LA GRASA DORSAL
El peso corporal y el espesor de la grasa dorsal tienen un impacto en la reproducción de la cerda joven. El peso corporal en la recría es primordial para proteger a las hembras contra la perdida excesiva de peso durante su primera lactancia. En un estudio conducido por Williams et al, las primerizas con menor peso corporal (<135kg) tenían camadas más pequeñas durante sus tres primeros partos (31,1 lechones en total nacidos) que las cerdas más pesadas (32,3 a 33,1 total de lechones nacidos). Se produjo un tamaño de camada pequeño entre las primerizas cuyo espesor de grasa dorsal era superior a 20mm. Los estudios realizados por Tummaruk et al, mostraron en promedio que las hembras Landrace x Yorkshire tuvieron su 1º celo a los 195 días de edad con 106kg de peso corporal y 13mm de espesor de grasa dorsal. Investigaciones recientes mostraron que las primerizas de reposición deben criar a los 240 días de edad, con un peso corporal de 130kg y un espesor de grasa dorsal de 17mm. Amaral Filha et al confirmaron que las camadas más grandes eran de cerdas con espesor de grasa dorsal de 16 a 17mm. Un espesor adecuado de la grasa dorsal tiene como resultado un efecto positivo en el peso de la camada y, en consecuencia, limita las pérdidas de lechones durante el periodo de cría. Kummer et al sugirieron que la IA en primerizas entre 185 y 209 días de edad es posible sin efectos adversos, siempre que la tasa de crecimiento de los animales supere los 700g/día.
ESTACIÓN Y CLIMA
La eficiencia reproductiva se correlaciona significativamente con la temporada debido a la infertilidad estacional. La infertilidad estacional se define como la diferencia entre el número de inseminaciones exitosas en el verano (semanas 25 a 42) y las temporadas de invierno (semanas 1 a 18) en el mismo año. Se ha demostrado que la tasa de partos es menor en primavera y verano que en invierno. Además, las primerizas nacidas en primavera llegan a la pubertad más tarde que las nacidas en otoño. Jarczyk y Nogaj encontraron que el nacimiento en las temporadas de primavera y verano afectaba positivamente la eficiencia reproductiva y el rendimiento de por vida. Además, las cerdas nacidas de septiembre a febrero tuvieron camadas más pequeñas con un mayor número de machos que las cerdas nacidas de marzo a agosto.
Kawęcka et al no encontraron el efecto provocado por la estación del año sobre la eficacia de la IA. Además, notaron el efecto beneficioso de la IA, especialmente en verano, sobre la tasa de fertilización y el número de lechones nacidos vivos por camada. Estos hallazgos fueron confirmados por Rekiel et al, que demostraron que la estabilización del medio ambiente dentro de las instalaciones porcinas de explotaciones modernas elimino la influencia estacional sobre la eficiencia reproductiva.
Los estudios realizados en Tailandia mostraron que la eficiencia reproductiva es menor en las zonas tropicales que en las templadas. Los factores que afectan negativamente a la reproducción, especialmente el retraso del 1º celo y la disminución del tamaño de la camada, incluyen la temperatura y la humedad altas. Los cerdos son muy sensibles a la temperatura ambiente, especialmente en ausencia de una ventilación adecuada y pueden sobrecalentarse rápidamente.
El estrés por calor da como resultado una disminución de la tasa de ovulación, tasa de concepción, disminución de la supervivencia de los embriones y el desarrollo anormal y mortalidad de los embriones. Las primerizas son las más vulnerables a las condiciones ambientales adversas.
CRITERIO DE SELECCIÓN
Los criterios de selección de primerizas a menudo varían según los objetivos de producción. La selección de rutina de primerizas brinda la oportunidad de elegir la mejor hembra para la reproducción.
En 1º lugar, se debe realizar una preselección el día del destete, eligiendo 2 o 3 lechones más de los necesarios como sustitutos, y centrarse en la salud de los individuos y la ganancia media diaria antes del destete. La tasa de crecimiento predestete afecta positivamente al rendimiento del crecimiento posdestete y al rendimiento reproductivo posterior de las cerdas en la edad adulta. Además, Vallet et al informaron que la selección de primerizas con alto peso al nacer, caracterizadas por una tasa de crecimiento lenta (0,05kg/día) durante el periodo previo al destete, alcanzo la pubertad más tarde que las primerizas con menor peso al nacer, pero con mayor tasa de crecimiento antes del destete. Los resultados anteriores mostraron una relación entre la edad del destete y la reproducción posterior de una primeriza, donde un aumento de la edad de destete en un día resulto en un incremento de 0,185 lechones más por cerda y año. El autor sugirió aumentar la edad de destete a 25 días. Además, las primerizas seleccionadas para la reproducción deben pesar al menos 7,5kg al destete. La selección final debe realizarse alrededor de los 140 días de edad y debe incluir una evaluación visual de la estructura con respecto a pezuñas y patas, así como de los genitales externos.
Otra forma de selección es la de un solo paso, que se lleva a cabo entre los 5 y los 6 meses de edad. Durante este tiempo, en la selección se utilizan rasgos como el peso corporal, la condición corporal, la estructura, el espesor de la grasa dorsal, el número de ciclos de celo y la tasa de crecimiento. Algunos investigadores ampliaron esos criterios para incluir la solidez estructural, la condición corporal, el tamaño de la vulva, la cantidad de pezones, el peso corporal total y el tamaño de la camada al nacer.
Criterio 1: Estado y solidez estructural
Las pezuñas y las patas indican fuerza y durabilidad. Las patas deseables deben ser fuertes, rectas y bien separadas.
No servirán las que tengan rodillas cargadas o lesionadas, corvejones demasiado empinados o con cualquier otra anomalía. Las extremidades debidamente desarrolladas soportaran bien el peso adicional del verraco durante el apareamiento, mantendrán la condición adecuada durante la gestación y evitaran el aplastamiento de los lechones durante el parto. Los problemas con la salud deficiente de las pezuñas y las patas, además de la osteocondrosis, son una de las principales razones para reemplazar a las cerdas. Esas debilidades son visibles durante la locomoción y los cambios en la posición de las patas. La osteocondrosis es causada por algunos factores que incluyen el crecimiento rápido, la herencia o la nutrición. Según Yazdi et al, la correlación entre la osteocondrosis y la longevidad fue baja (r= 0,07) pero significativa (p <0,01). En consecuencia, se produce un mayor riesgo de descarte, lo que afecta la longevidad de la cerda. La selección directa para mejorar la solidez de las patas brinda la oportunidad de aumentar la productividad de la vida de la cerda.
Criterio 2: Órganos reproductivos
La ubre es un criterio muy importante a tener en cuenta para las cerdas de reposición, especialmente cuando las hembras nuevas pueden parir más lechones que el número de pezones funcionales. La evaluación se basa en el número, tamaño, forma y ubicación de los pezones. La ubre debe ser amplia y bien desarrollada. Las primerizas deben tener al menos de 12 a 16 pezones. Independientemente del número, los pezones deben estar en línea recta y espaciados uniformemente para proporcionar acceso libre a todos los lechones. Los últimos 3 o 4 pares de pezones tienden a inclinarse, lo que dificulta el acceso de los lechones. Es importante evitar su obstrucción, ya que puede ser un problema grave durante el parto. El número de pezones se ve afectado por la presencia de machos en la camada de la que nació la primeriza (más machos en la camada resulta en primerizas con menos pezones).
La primeriza debe tener una vulva bien desarrollada y formada, de tamaño proporcional, con la punta apuntando hacia abajo.
Criterio 3: Peso corporal y tamaño de la camada al nacer
Las primerizas se ven afectadas por la fertilidad, la producción de leche y el historial reproductivo de la madre, que se basa en el desempeño en las mismas condiciones de alojamiento de la madre, las crías de la madre y los hermanos de la hembra de camadas anteriores que se someten a selección. La historia reproductiva de la madre se basa en una buena capacidad materna.
Este rasgo es muy individual, por lo que la eliminación de las cerdas con poca capacidad de respuesta materna debe basarse en observaciones de comportamiento.
Hay 2 tendencias principales para elegir las primerizas según el tamaño de la camada. Primero, las primerizas de reposición deben elegirse de la camada más grande y de mayor peso, y sus madres deben tener una alta tasa de fertilidad, al menos de 12 a 13 lechones por camada. Además, las primerizas deben elegirse de las cerdas en su 3º parto, cuando sea posible para evaluar la fertilidad de la madre. Por otro lado, Jarczyk et al demostraron que las primerizas de reposición deben seleccionarse de las camadas más pequeñas porque tienen más espacio uterino y, en consecuencia, tienen mejores condiciones de desarrollo y crecimiento durante la gestación. Además, la investigación realizada por Flowers mostro los efectos positivos de ser criado en una camada pequeña, lo que en consecuencia aumento la longevidad de las primerizas (a parto 6) y el rendimiento reproductivo de por vida. Las primerizas de reposición de camadas con un mayor número de hembras tuvieron más lechones que las primerizas de camadas con más hermanos machos. Las camadas con más de 12 lechones y una gran cantidad de machos (67%) pueden causar problemas de reproducción para las primerizas de esta camada. Esto se debe al flujo sanguíneo unidireccional en el útero y a que los fetos están expuestos a hormonas producidas por los embriones que los precedieron y que pueden ser del otro sexo.
Criterio 4: Ratios de crecimiento
Las primerizas que consumen más alimento crecen más rápido, pero tienden a acumular grasa. Las primerizas con sobrepeso durante la reproducción son un posible factor de riesgo para reducir la longevidad y la eficiencia reproductiva del rebaño. Es importante elegir las primerizas con buen apetito, pero evitando su excesivo engorde.
MANEJO DEL VERRACO
Las hembras de reposición con pesos corporales entre 90 y 100kg deben introducirse en el lote de reposición, ya que es el momento óptimo para utilizar la exposición al verraco. La estimulación debe iniciarse alrededor de los 140 días de edad porque se ha demostrado que la edad de la pubertad está asociada con la edad de inicio de la exposición al verraco. Por otro lado, van Wettere et al sugirieron que la primera exposición del verraco debe retrasarse hasta los 182 días de edad porque se produce una mayor sincronía dentro de los grupos de primerizas.
Después de la estimulación, las primerizas lograron el 1º celo antes y, en consecuencia, su productividad de por vida fue mayor.
Se asume que las primerizas que experimentan el 1º celo en los 30 días posteriores a la estimulación del verraco tendrán más lechones en su primera camada y alcanzaran una mayor productividad durante su vida.
LONGEVIDAD
La alta productividad de la cerda productiva está relacionada con la longevidad de la cerda. Muchos factores afectan a la longevidad de la cerda, incluyendo la genética, la nutrición, el alojamiento, las enfermedades, la edad del 1º apareamiento, la duración de la lactancia, la condición corporal y la tasa de crecimiento.
El objetivo es que la primera camada producida por una primeriza recupere el coste de introducción en el rebaño. Las camadas posteriores traerán ganancias económicas a los productores. Para maximizar la rentabilidad de las cerdas, las hembras se reponen después de 4 a 5 partos o más en granjas pequeñas y de 3 a 4 partos o antes en granjas grandes.
Una alta tasa de descarte de cerdas disminuye la productividad de la granja, especialmente en términos del número promedio de lechones destetados por cerda por año y aumenta el riesgo de introducir enfermedades en el rebaño por las cerdas de reposición.
RESUMEN
Durante los últimos 20 a 30 años, la industria porcina ha experimentado numerosos cambios. A pesar de esos cambios tecnológicos y científicos sustanciales, la metodología involucrada en la selección de primerizas de reposición se ha mantenido en gran medida igual que hace 20 años. La selección tradicional de primerizas de reposición no garantiza completamente una eficiencia reproductiva adecuada. Las mayores esperanzas se centran en el mejoramiento genético, el aumento de la intensidad de la selección y la oportunidad para que los productores seleccionen animales con una mayor eficiencia reproductiva. Métodos como la capacidad de respuesta materna y la relación entre la longitud de la vagina y el cuello uterino (VCL, en sus siglas en inglés) son prometedores para tales mejoras, pero se necesitaría más investigación para perfeccionar y difundir estas metodologías como herramientas de selección.
Autores:
The replacement gilt: current strategies for improvement of the breeding herd. Journal of Swine Health and Production. July 2018; 26 (4).
- Malopolska MM. National Research Institute of Animal Production. Cracovia, Polonia.
- Lambert BD. Tarleton State University, Stephenville, Texas, EE.UU.
- Nowicki JP, Schwarz T, Tuz R. University of Agriculture in Krakow. Cracovia, Polonia.
Fuente: Anaporc