Según el último informe trimestral para la carne de cerdo de Rabobank, el comercio mundial debería recuperarse en la 2ª mitad de 2022. Una leve disminución de los costes de alimentación y la demanda resistente de los consumidores mejoraría las perspectivas del mercado. Aún así, los desafíos para el crecimiento continúan a medida que la Peste Porcina Africana (PPA) continúa propagándose y la inflación afecta las políticas comerciales.
El comercio mejora, liderado por la demanda de importaciones de China
Los flujos comerciales mundiales de carne de cerdo disminuyeron en la 1ª mitad de 2022, principalmente por una demanda de importación más débil de China, pero también por problemas políticos, de enfermedades y de transportes, así como por la oferta de carne de cerdo en los países exportadores. Si bien la desaceleración del crecimiento económico en todo el mundo aún no ha afectado la demanda de carne de cerdo, el comercio ha tenido un desarrollo mixto.
En general, se espera que el comercio mundial de carne de cerdo repunte en la 2ª mitad del año, en gran parte debido al aumento esperado en la demanda de las importaciones de China. El mes pasado, las restricciones de Covid-19 en China se relajaron y los precios de la carne de cerdo aumentaron considerablemente, lo que respaldó las importaciones. Aún así, a pesar de un repunte en la 2ª mitad del año, se espera que las importaciones de China terminen 2022 con una caída del 25% al 35%. En otros grandes países importadores tradicionales, como Japón, se espera que las importaciones se mantengan firmes.
La PPA continúa propagándose a nivel mundial, afectando la producción y el comercio en Europa, desde su primera aparición en Alemania en septiembre de 2020, la cual se ha extendido hacia el oeste, con 2 casos recientes informados en granjas cercanas a las fronteras con Francia y Holanda. En Italia el virus también ha viajado unos 400km desde el área del brote inicial. “La mayoría de los brotes en granjas ocurrieron a pequeña escala en Alemania e Italia, con un impacto directo limitado en la producción”, dice Chenjun Pan, analista sénior de Rabobank. “Sin embargo, las restricciones comerciales relacionadas con la PPA perturban los mercados europeos, creando un exceso de oferta de ciertos productos y presionando los precios”.
En Asia, la enfermedad continúa afectando la producción y los precios locales, especialmente en Tailandia, Vietnam y Filipinas. El suministro de carne de cerdo de Tailandia podría caer más del 35% en 2022 debido a la actividad de sacrificio y liquidación, mientras que los precios minoristas de carne de cerdo han aumentado. La 1ª vacuna comercial mundial contra la PPA se aprobó en Vietnam a principios de junio y se está implementando en todo el país.
Mientras tanto, la PPA sigue siendo un problema en la República Dominicana y Haití, pero sigue contenida. La industria norteamericana está aumentando los esfuerzos de pruebas y prevención para limitar el riesgo de introducción en las granjas locales.
La demanda de los consumidores resiste
El consumo de carne de cerdo tiende a ser bastante resistente en la mayoría de las regiones. “Esto se debe a que la carne de cerdo no es la proteína más cara ni la más barata, por lo que los niveles de consumo cambian lentamente”, explica Pan. “El impacto de una economía en desaceleración en el consumo de carne de cerdo tiene más que ver con los canales, con un rendimiento más débil en el servicio de alimentos y más fuerte en el comercio minorista, ya que los consumidores hacen comparaciones de precio-valor”.
La demanda sigue siendo fuerte en América del Norte y está mejorando en la UE, un reflejo del movimiento estacional más que un cambio estructural. Japón, Corea del Sur y algunos otros países asiáticos esperan una demanda más débil en la 2ª mitad de 2022 debido a la creciente preocupación por la inflación, la desaceleración de la economía y los riesgos continuos de la Covid-19. El mercado de carne de cerdo de China todavía está sujeto a la incertidumbre en torno a las medidas políticas sanitarias, pero parece más positivo para el resto del año. En Brasil, a los productores y procesadores les resulta difícil trasladar los costes adicionales hacia los consumidores.