Según datos de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria, en el primer cuatrimestre de este año las exportaciones de carne porcina se incrementaron un 53% en volumen y un 48% en valor respecto al mismo período de 2018. En los primeros cuatro meses de 2019 se exportaron 7.586 toneladas por un valor de 12,2 millones de dólares. En tanto, las importaciones cayeron 34% en valor (32,5 millones de dólares) y 17% en volumen (13.012 toneladas).
La devaluación del peso, el incremento de la producción, la apertura de nuevos mercados internacionales y la puesta en marcha de una estrategia común exportadora de las empresas son los principales motivos de este crecimiento.
La expansión de la producción de carne porcina no es un fenómeno de 2019. Según datos de Agroindustria, en tres años «la producción aumentó un 28,5% al pasar de 483.000 toneladas a 621.000 toneladas».
Al incremento de la producción se agregó el crecimiento del consumo interno. Se calcula que creció un 31% en 3 años, al pasar de 11,3kg/habitante al año a 14,9 kg/habitante al año.
El aumento de la producción se explica, entre otras razones, por un cambio estructural de la producción. En los últimos años maduraron las inversiones de las grandes empresas con granjas que tienen más de 5.000 madres en producción. A eso se suman las granjas de productores medianos con censos de entre 500 y 2.000 madres.
«Las granjas argentinas están al mismo nivel en productividad y eficiencia que las de los principales actores del sector porcino del mundo», explica el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
Este cambio de perfil de la producción porcina también incluyó al comercio exterior. Hace 2 años, un grupo de empresas argentinas creó un consorcio exportador, Argenpork, para ganar mercados. Participan en ferias internacionales como Anuga, en Alemania, o SIAL, en Shanghai y París, con el propósito de incrementar las ventas. Recientemente Argentina consiguió la apertura del mercado chino para la carne porcina y ya tiene 3 industrias habilitadas para exportar.
«Argentina es uno de los principales actores internacionales en producción de soja y maíz, los dos insumos claves del sector porcino», dice Rodrigo Troncoso, subsecretario de Ganadería.
En los últimos años, el país se está posicionando como productor importante de carne porcina. Chile, que apenas produce maíz, es un habitual exportador a los países asiáticos.
En el primer cuatrimestre de este año, las exportaciones de carne porcina se incrementaron un 53% en volumen y un 48% en divisas respecto del mismo período de 2018.
«Tenemos todas las condiciones para crecer, tanto en el mercado interno como en el externo», afirma Juan Manuel Bautista, coordinador del Comité Porcinos de la Sociedad Rural Argentina (SRA). «Podemos llegar en poco tiempo a duplicar el stock de madres e incrementar el consumo interno a 18kg/habitante al año», añade.
Se calcula que la inversión por madre es de 7.000 dólares. «Hay un aumento de la demanda de genética por parte del segmento de productores medios y es muy probable que en los próximos años lleguen inversiones extranjeras», dice Bautista sobre las perspectivas de crecimiento de la actividad.
Respecto del comercio exterior, el directivo de la SRA explica que la baja de las importaciones se debe a que Brasil aumentó sus exportaciones a China y reabrió el mercado ruso, el cual había perdido por cuestiones sanitarias. También influyó la devaluación del peso. «Hace 2 años había empresas que importaban desde Brasil de 2 a 3 camiones por día y ahora lo hacen de 2 a 3 por semana», describe Bautista. No obstante, explica que la mayoría de los grandes países productores exportan e importan al mismo tiempo.
Para el Gobierno, en tanto, la situación de China representa tanto una oportunidad como una amenaza. «La PPA, que está complicando seriamente la producción de cerdos de China, es una realidad que va a generar un movimiento de mercados, y Argentina lo puede aprovechar. Significa un aumento de la demanda de carne de China para los próximos años, tanto porcina como de otras carnes», dice Troncoso. No obstante, sostiene: «Debemos estar muy atentos a los movimientos para mantener nuestro estatus sanitario».
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