El sector del cerdo ibérico está siendo uno de los más castigados por el estado de alarma debido a la COVID-19, especialmente por el cierre de los restaurantes que está afectando a muchos industriales que no encuentran salida a su producto y ven cómo sus ventas se han quedado “a cero”.
“A día de hoy, mis ventas son cero”, así expresa José Javier Carbonero, el gerente de una industria en la localidad de Bélmez, en Córdoba, que pasa por un momento difícil porque el 99% de su comercio va a la hostelería y a la restauración, ahora cerradas.
Es “fatídico porque no estamos vendiendo, salvo para 3 o 4 particulares,” dice Carbonero, quien señala que, al menos, los jamones “pueden aguantar -en curación- hasta después del verano”; no así con algunas paletas ibéricas que saldrán antes y tendrá que deshuesar para buscarles alguna salida. La incertidumbre no queda ahí y duda de que “muchos” de sus clientes puedan “subir la persiana” de sus negocios tras esta crisis.
Se ha puesto manos a la obra con su equipo comercial para encontrar alternativas, porque vaticina que la hostelería “tardará” en recuperarse; mientras tanto, ya ofrecen precios “asequibles” mediante la venta online.
Para otra compañía de la localidad de Los Santos de Maimona, en Badajoz, la perspectiva no es tan mala, ya que la mitad de sus ventas se destina al canal Horeca y el resto a la distribución aunque también es verdad que el consumidor está reduciendo la compra de este alimento en favor de otros más baratos, según apunta su gerente, Francisco Morato.
Por un lado, ese cierre de los restaurantes les deja en una situación “precaria” agudizada por la “paralización” de los pagos por parte de muchos dueños de establecimientos. Por el otro, las grandes superficies están reduciendo el espacio en sus lineales dedicadas al ibérico en favor de alimentos básicos o más baratos por la situación de alarma, lo que a su vez ha tirado a la baja el precio de todos los productos derivados del cerdo ibérico, que se han depreciado entre un “20 y 25%” en estas últimas semanas, estima.
Por su parte, el director general, Raúl García, de otra industria en la localidad de Jerez de los Caballeros, en Badajoz, no oculta que la situación es “dramática” porque, al cierre de la hostelería, se suma un consumidor que “sacrifica” los productos ibéricos en condiciones como las actuales. Al igual que Morato, notan el retraso en los cobros por parte del canal Horeca y pide al Gobierno que articule medidas y líneas de créditos para atender estas “necesidades de liquidez”.
En esta empresa jerezana, el 30% de las ventas se dirigen fuera España, fundamentalmente al sudeste asiático que, por cierto, ya comienza a recuperar el nivel de pedidos tras superar la fase aguda del coronavirus, según señala. El 70% restante se queda en España y, de ese porcentaje, la mayor parte lo destinan a restaurantes por lo que están afectados por el estado de alarma y estiman que sus ventas caerán un 15% en 2020.
Por el momento, los jamones y las paletas se mantienen en el secadero gracias a que es un producto de conservación de “larga duración” y “permite estirar sus salidas” mientras que el comercio de carne lo mantienen en niveles casi normales gracias a la demanda externa.
Precisamente este miércoles, desde la agrupación que representa a la industria del cerdo ibérico, Iberaice, han pedido al Gobierno medidas “urgentes” de ayuda, entre ellas, la apertura del almacenamiento privado para los productos vinculados al canal Horeca o la reducción de impuestos a los sectores más directamente afectados por el cierre.
Esa misma medida de habilitar el almacenamiento privado ha sido solicitada por la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico (Aeceriber).
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