El Gobierno de Aragón ha recibido una veintena de alegaciones a la orden para revisar las distancias de explotaciones ganaderas, que se reducen para la ganadería extensiva de zonas de montaña con el objetivo de mantener la actividad y, como consecuencia, la población. De este modo, una explotación de ovejas o cabras podrá llegar a estar a 75 metros del núcleo urbano o una de vacas o caballos, a 100 metros. También se permite la ampliación de 2.000 a 4.000 cerdos de determinadas explotaciones de porcino, sector que suscita más quejas, según informó ayer el director general de Alimentación y Fomento Agroalimentario, Enrique Novales. Con todo, la DGA afinará mucho el texto para evitar la «especulación» con estas granjas de intensivo, después de detectar algún caso.
El proyecto de orden, que estuvo en exposición pública hasta el 18 de febrero, pretende favorecer la actividad ganadera como «un elemento clave para el mantenimiento de la población en el medio rural aragonés, sin obviar la obligación de preservar los recursos naturales», según dice el texto, que suscriben los consejeros de Vertebración del Territorio, José Luis Soro, y el de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona. Este último no se atreve a fijar una fecha, pero entiende que podría estar listo en dos meses.
En el caso del porcino, según el texto, «se da la circunstancia de que algunas explotaciones, las más modestas, tienen serias dificultades para asegurar su viabilidad como consecuencia de las nuevas exigencias impuestas por las normas publicadas con posterioridad a su instalación», de forma que les impiden una ampliación. Novales puntualiza que se trata de las que se construyeron entre 1997 y 2000 a una distancia de entre 500 metros del casco urbano, que es lo que se exigía entonces, y 1.000 metros, lo que se pidió después. Ahora, según explica el director general, «por la evolución del sector», las granjas intensivas de 2.000 cerdos tienen dificultades para ser viables, por lo que se les puede autorizar la ampliación a 4.000. De hecho, asegura que es ya una exigencia de las integradoras. Además, «suponen modificaciones no sustanciales en su instalaciones y, por lo tanto, las afecciones medioambientales son también asumibles», dice el texto.
Sin embargo, el texto que salió a exposición se afinará para evitar la «especulación» que han detectado, según informó ayer Novales. Este cambio está pensado para que los titulares de estas explotaciones puedan ampliar su negocio, pero no para que aprovechen la oportunidad para vender. También han encontrado casos que se hicieron con posterioridad al 2000 y que no pueden ampliar su explotación porque se les autorizó con un plano y la construyeron desplazada, de forma que ahora no cumplen los 1.000 metros de distancia. Sin embargo, «estos casos no se resuelven», indica.
REPERCUSIÓN DEL PORCINO
Con respecto a este sector, que genera polémica, Novales recuerda que unos 10.000 aragoneses dependen del porcino. «De algo hay que vivir en el medio rural», comenta, y pone ejemplos de familias que cuentan con entre 10 y 15 hectáreas de terreno con las que ahora ya es imposible vivir, por lo que complementan la actividad con una granja. Más complicado está el sector del ovino, para el que también se van a modificar las distancias en los pueblos de montaña, donde los ayuntamientos tienen la potestad de llevar a reducirlas un 50 % más hasta llegar a esos 75 metros (ovino y caprino) y 100 metros (vacuno y equino) citados. En este caso, se va a modificar la redacción del texto que salió a exposición pública porque se han detectado errores en la redacción del cuadro de las distancias, apunta Novales.
GANADERÍA DE MONTAÑA
La Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés (Adelpa), que lleva años reclamando el cambio y que participó en el proceso de elaboración, ha presentado alegaciones para que se corrija el texto de las distancias. De hecho, exponen que, «posiblemente por error, la modificación planteada en lugar de beneficiar a las explotaciones de zonas desfavorecidas de montaña, o bien las deja en la misma situación, o incluso les perjudica claramente». Además, la asociación pide que la distancia a casas de turismo rural situadas fuera del casco urbano se reduzca de 300 a 100 metros, y que incluso de pueda llegar al 50 %, dado que en suelo no urbanizable «no se debe limitar la actividad ganadera», entre otros apuntes.
Por otro lado, solicita que la reducción del 50 % de distancias mínimas entre explotaciones no solo se pueda aplicar al ovino, caprino y bovino, sino también «a las distancias entre especies diferentes». Según explican en el texto que ratificó el lunes la Ejecutiva de Adelpa, las alegaciones responden a la necesidad de mantener la actividad.
Fuente: Diario del Alto Aragón
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