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Después de que el mercado europeo de la carne reacciona al alza con decisión y amplitud en febrero, el mes de marzo le ha puesto límites a la capacidad de la carne para seguir el ritmo del vivo y para situarse a su altura. Aún así, el despiece promedia precios más altos en febrero que en marzo, aunque no para todas las piezas. Los esperados impulsos de cara a la campaña de Pascua se han hecho esperar y, sobre todo, han resultado inferiores a lo esperado en volúmenes comprados. Tampoco la exportación ha reaccionado y mantiene un perfil muy bajo hacia países terceros. Los precios más altos que tiene Europa este año, tanto frente a los competidores en la exportación (EE.UU. Canadá y Brasil) como frente a los grandes importadores (China), están limitando las posibilidades de los exportadores europeos: los repuntes de demanda en el sudeste asiático han sido servidos desde el continente americano y solo a finales de mes los daneses (cuyo precio es el más bajo de la UE) indicaban que empezaban a ver posibilidades de exportación.
En este contexto, los precios del despiece en España han subido durante marzo todavía en el mercado mayorista (en torno a un +5%), pero se han estancado ya en las ventas a fabricante. Algo similar ha sucedido en Alemania, donde la mala climatología retrasa además el inicio de la temporada de barbacoas: aún con una matanza claramente inferior a años anteriores (porque hay menos cerdos), la carne producida es suficiente para una demanda que baja por cambios de hábitos de consumo y, sobre todo, por la presión inflacionista. En cambio, en Italia se ha conseguido repercutir en la carne las subidas del cerdo, al menos hasta el ecuador de mes, cuando la demanda de carne no ha aceptado ya precios más altos. Con lo que solo en Francia la carne ha seguido aguantando el tren alcista del cerdo, aún con los problemas de transporte provocados por las diversas huelgas vividas este mes.
Fuera de la UE, claros retrocesos en Brasil, con un consumo interior que no soporta precios tan altos, y caídas de nuevo en EE.UU., donde hay presión por el elevado stock de carne congelada, una matanza y una producción de carne de cerdo superiores a lo esperado (y superiores a hace un año) y, como en todo el mundo, dudas de qué consumo habrá con las actuales tasas de inflación y subidas de tipos de interés.
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