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Bienestar animal en el sector porcino al servicio del consumidor

La Unión Europea lleva más de 40 años trabajando en materia de bienestar animal y aunque siempre se ha avanzado en este asunto con normativas de obligado cumplimiento es en el año 2001, a raíz de la Directiva 2001/88/CE, que determina una serie de normas para la protección de cerdos en explotaciones ganaderas, cuando comienza a modificarse el modelo de producción del sector porcino de España.

Los ganaderos de porcino obligados a adaptarse a la normativa más exigente del mundo en cuanto a estándares de calidad, seguridad alimentaria y bienestar animal se vieron obligados a realizar importantes inversiones para adecuar sus granjas a las nuevas exigencias, y aunque en un principio, los esfuerzos que debían llevar a cabo cayeron de alguna forma como un imperativo legal, pronto entendieron el bienestar animal como una condición necesaria para mejorar sus producciones y la calidad de los productos destinados a los consumidores.

Modelo de producción admirado a nivel mundial

Instaurado ese concepto de a mayor calidad de vida de los animales mayor calidad de los productos, todos los agentes de la cadena de valor, ganaderos, veterinarios, transportistas e industria han trabajado en una misma dirección exigiéndose cada vez más. Como resultado, en poco menos de 20 años el sector porcino de capa blanca español ha conseguido implantar un modelo de producción admirado y reconocido a nivel mundial por su atención y cuidado de los animales.

Con todo, el concepto bienestar animal ha ido evolucionando mucho más allá de los aspectos relacionados con la salud física, el estado o el comportamiento de los animales, implica además una cuestión económica, social y ética, que está cobrando cada vez más importancia en la sociedad. Los consumidores imponen criterios éticos en sus decisiones a la hora de comprar un alimento y están dispuestos a pagar más por alimentos elaborados atendiendo al bienestar animal, o incluso a no comprar aquellos que no cumplan con sus preocupaciones en esta materia.

Sistema de Certificación de la granja a la mesa

El reto en el que está ahora inmerso el sector ganadero en general y el porcino en particular es atender a esas demandas de la sociedad. Por eso, desde el propio sector, que ya está cumpliendo con los más altos estándares en bienestar animal, se ha dado un paso más hacia esas demandas con la creación, por parte de INTERPORC del más completo y avanzado Sistema de Certificación de Bienestar Animal: el Reglamento Técnico de Bienestar Animal y Bioseguridad, Interporc Animal Welfare Spain (IAWS) y el sello ‘Compromiso Bienestar Certificado’, que ampara la carne y los productos del cerdo de capa blanca que cumplen con los requisitos más exigentes del mundo en bienestar animal, bioseguridad y calidad en los procesos de producción y logística del ganado porcino en España.

Este sistema de certificación establece exigentes requisitos basados en criterios científicos, que son los que deben imponerse por encima de cualquier otro criterio para garantizar los mayores estándares en bienestar animal. Criterios científicos que tienen en cuenta los recursos necesarios para una buena cría de los animales, las instalaciones y las características del propio animal y por tanto se basa en indicadores objetivos y cuantificables, por lo que, sin lugar a dudas, es el Reglamento más completo, fiable y avanzado que existe en la materia.

Exigentes condiciones medioambientales

Con este sistema de certificación el porcino español consolida su propio modelo de producción, referente a nivel mundial en bienestar animal pero también en el cuidado del medio ambiente. Las granjas de porcino españolas están sometidas a unas exigentes condiciones medioambientales y los ganaderos de porcino trabajan bajo la premisa reducir-reutilizar-reciclar muy conscientes de que deben aplicar una serie de técnicas encaminadas a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, y contribuir al ahorro de agua y energía en todos los procesos, tanto en la producción primaria como en la industrial.

Todo ello ha llevado al sector a reducir un 47% las emisiones de amoníaco por kilo de carne producido, un 38% las emisiones de óxido nitroso y un 14% las emisiones GEI por la gestión de estiércoles, así como a reducir un 30% el consumo de agua por kilo de carne producido.

Aún así, tampoco en esta materia existe conformismo. Todos los profesionales del sector porcino de capa blanca español son muy conscientes de la importancia de cuidar del planeta y siguen implementando ambiciosos programas que en los próximos años a buen seguro harán disminuir aún más el impacto ambiental de la actividad.


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