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La reciente decisión de la Unión Europea de imponer aranceles a los coches eléctricos procedentes de China ha encendido una chispa en las relaciones comerciales entre ambos gigantes. Este movimiento amenaza con tener un impacto significativo en el sector porcino español, que vio más de 1.000 millones de euros en exportaciones a China durante el último año.
En respuesta a estas medidas arancelarias, las autoridades chinas expresaron el jueves que sus industrias tienen «el derecho a solicitar una investigación». Esta declaración se refiere a la posibilidad de que China inicie investigaciones sobre las importaciones de productos porcinos europeos como represalia.
El viernes, varios medios de comunicación oficiales en China informaron que numerosas empresas chinas han formalizado solicitudes para que las autoridades investiguen posibles prácticas de dumping en las importaciones de carne cerdo europeo. No obstante, el Ministerio de Comercio de China, que habitualmente anuncia este tipo de investigaciones, no ha confirmado aún el inicio de tales pesquisas.
En la última década, los productos agroalimentarios españoles, especialmente la carne y los despojos de cerdo, han logrado un lugar destacado en el mercado chino. Según el informe más reciente sobre la balanza comercial agroalimentaria entre ambos países (que abarca hasta marzo de 2024), el 61% de las exportaciones españolas a China corresponde al sector del cerdo. A una distancia considerable, le siguen las exportaciones de bebidas con 109 millones de euros y 97 millones de euros de aceite (74 millones de ellos en aceite de oliva).
Reflexiones a una década del veto ruso
Esta creciente tensión entre la Unión Europea y China recuerda otro evento significativo en el comercio agroalimentario europeo ocurrido hace una década. En el verano de 2014, Rusia impuso un veto a la mayoría de los productos agroalimentarios provenientes de la UE, en represalia por las sanciones económicas que la Unión Europea había establecido tras la anexión rusa de Crimea.
El sector porcino, uno de los más afectados por el veto ruso, tuvo que adaptarse rápidamente y buscar nuevos mercados, entre ellos, China. Esta adaptación ha permitido que, una década después, la carne de cerdo española se convierta en un producto altamente valorado en el mercado chino.
Ahora, con la posible represalia de China ante los aranceles de la UE, el sector se enfrenta nuevamente a desafíos que podrían redefinir su estrategia comercial a nivel global.
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