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¿Cuándo empieza a afectar el calor a los cerdos ibéricos?

Los cerdos son animales muy sensibles al calor, lo que genera importantes pérdidas económicas en su producción y afecta negativamente a su bienestar.

El cerdo ibérico, una raza rústica, se adapta bien al bosque mediterráneo del suroeste de la península ibérica, una región donde las temperaturas estivales pueden ser muy elevadas.

Los animales poseen un rango de temperaturas en el que se sienten cómodos, conocido como zona termoneutral. Dentro de esta zona, la producción de calor por parte del animal es mínima, constante e independiente de la temperatura ambiente.

La zona termoneutral está limitada por 2 valores: la temperatura crítica inferior y la temperatura crítica superior. Estas representan, respectivamente, la temperatura más baja y más alta en las que la pérdida de calor es mínima y la energía retenida alcanza su valor máximo.

A diferencia del estrés por frío, que es relativamente bien tolerado por la mayoría de los animales homeotermos, el estrés por calor tiene efectos mucho más perjudiciales.

El objetivo de este trabajo fue determinar la temperatura crítica superior del cerdo ibérico.

Materiales y métodos

Estudiaron el efecto de la temperatura ambiente sobre diversos parámetros fisiológicos con el objetivo de determinar la temperatura crítica superior en cerdos ibéricos.

Después de un período de adaptación a 28°C, 8 machos castrados (peso medio: 102kg) fueron alojados individualmente en 2 cámaras de respirometría de circuito abierto (calorimetría indirecta) y alimentados ad libitum con una dieta estándar.

Midieron la producción de calor y el cociente respiratorio (CO₂/O₂) durante 24 horas, así como diversos parámetros fisiológicos cada 2 días, a temperaturas ambiente de 24, 26, 28, 30 y 32°C.

Registraron la ingesta voluntaria de alimento. La energía retenida la calcularon como la diferencia entre la energía metabolizable ingerida y la producción de calor.

La frecuencia respiratoria (respiraciones/min) la determinaron mediante un cronómetro, contando el número de movimientos ininterrumpidos del flanco por minuto, observados a través de la ventana de la cámara.

Posteriormente, abrieron la cámara para tomar las siguientes mediciones:

  • Temperatura rectal (°C): con un termómetro digital insertado en el recto.
  • Temperatura de la piel (°C): con un termómetro infrarrojo, siempre en la misma zona corporal (entre ambas escápulas).
  • Frecuencia cardíaca (latidos/min): con un pulsioxímetro veterinario portátil, fijado en las orejas del animal.

Los datos fueron analizados mediante ANOVA de una vía con medidas repetidas, utilizando al animal como unidad experimental para evaluar el efecto de la temperatura.

Las diferencias entre medias se evaluaron mediante el test de rango múltiple de Tukey.

Resultados y discusión

No encontraron diferencias significativas en la frecuencia cardíaca, que se mantuvo en un promedio de 97,7 latidos/min, ni en la temperatura rectal, con un valor constante de 39,7°C, entre las distintas temperaturas ambientales evaluadas.

En cambio, la frecuencia respiratoria y la temperatura cutánea aumentaron significativamente con la temperatura ambiental, con incrementos del 272% y 2,4%, respectivamente.

Por el contrario, observaron una disminución significativa en la ingesta voluntaria de alimento, la energía retenida y el cociente respiratorio, con reducciones del 40,3%, 65,8% y 10,5%, respectivamente.

La producción de calor también disminuyó de manera moderada con el aumento de la temperatura, registrando una reducción del 19,2%.

La disminución de la energía retenida con el incremento de la temperatura ambiental se asoció más estrechamente con la caída en la ingesta voluntaria de alimento que con la reducción concomitante en la producción de calor .

A partir de estos resultados, se puede establecer la temperatura crítica superior en:

  • 28°C para frecuencia respiratoria.
  • 30°C para ingesta voluntaria de alimento y energía retenida.
  • 32°C para temperatura de la piel, producción de calor y cociente respiratorio.

Conclusión

La temperatura crítica superior se estableció en 28-30°C, lo que supone 5-8°C por encima de los valores publicados para cerdos de razas mejoradas, indicando la buena adaptación de los cerdos ibéricos al calor.

Autores
  • Lachica, M., Román, A., Fernández-Fígares, I. y Nieto, R.
    • Departaménto de Nutrición y Producción Animal Sostenible, Estación Experimental del Zaidín, CSIC, Granada, España.