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El brote de PPA no afecta a la seguridad alimentaria ni frena el consumo de ibérico

El sector productor e industrial del cerdo ibérico se encuentra inmerso en un periodo de intensa «preocupación» y «ocupación» tras la detección de focos de Peste Porcina Africana (PPA) en jabalíes de Cataluña. Si bien el foco está geográficamente «lejos» de las principales zonas de producción del ibérico, el sector ha activado inmediatamente sus protocolos y está desarrollando un «trabajo intenso» para contener cualquier posible extensión de la enfermedad.

Jesús Pérez Aguilar, director de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), ha admitido la inquietud, reconociendo que aunque el sector «hoy en día está más profesionalizado, altamente cualificado, con muchas medidas de bioseguridad implantadas», la amenaza subsiste y «aún así nos preocupa».

El desafío del extensivo

La mayor alarma en el sector ganadero se debe al momento «especialmente sensible» en el que se ha producido el brote: en plena montanera. Actualmente, hay «en torno a 600.000 animales sueltos en el suroeste peninsular», siendo Extremadura la región que concentra la mayor cantidad de ejemplares de esta raza porcina. Que los animales estén «en plena montanera ahora hace que la preocupación sea todavía mayor», detalla Jesús.

El hecho de que la cabaña porcina ibérica se críe sobre todo en extensivo es un factor que juega en contra en la contención de la enfermedad. Pérez ha recordado que el impacto de la PPA en el cerdo en extensivo es «mayor» porque la erradicación «sería más complicada» que en una granja intensiva, donde las medidas de bioseguridad son más sencillas de implementar.

Ante este riesgo, los ganaderos del ibérico «están reforzando la bioseguridad». Medidas que incluyen: restringir las visitas al mínimo, aumentar la desinfección de los equipos y revisar los protocolos.

Se está reforzando la información a los ganaderos para que extremen las precauciones. El sector se mantiene vigilante y ha manifestado que aunque esperan lo mejor, «nos preparamos para lo peor». Se cruzan los dedos para que las medidas de contención permitan que el virus no se propague y que no surja otro foco en otra zona de España, lo que «realmente complicaría la situación».

Respuesta sanitaria e institucional

Las autoridades han actuado con rapidez y determinación nada más conocerse los 2 primeros focos de PPA en jabalíes. Han «tomado las riendas desde el principio» y han desarrollado un «trabajo intenso, aplicando los protocolos establecidos», ha informado Jesús.

El sector porcino actual es muy diferente al de hace 30 años, cuando España tuvo su último brote. Las medidas implementadas desde el primer momento han sido consideradas «acertadas», incluyendo la necesidad de perimetrar la zona, restringir los movimientos y reforzar la bioseguridad en las granjas del entorno. Incluso se ha contado con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias (UME), y España es considerada una referencia a nivel mundial en sanidad animal y bioseguridad.

Aunque la enfermedad está presente en 13 países de la Unión Europea, la posición geográfica de España había permitido mantenerse al margen durante mucho tiempo. El hecho de que los resortes hayan funcionado y que el brote se haya detectado «parece que en un momento inicial» ofrece «cierto margen de parar el impacto», aunque el sector es consciente de que el impacto ya se está sintiendo.

Bloqueo comercial global o regionalización

El impacto más inminente y directo se ha percibido en el ámbito industrial, en la parte comercial. Desde el momento en que se detecta el brote, España deja de tener la categoría de país libre de PPA, lo que activa el bloqueo de muchos mercados internacionales que son «fundamentales» para el sector. El sector porcino español, eminentemente exportador, exporta un total de 8.800 millones de euros al año.

A nivel de exportaciones, Pérez ha pedido poner las cifras «en perspectiva», ya que la aceptación de la regionalización por muchos mercados clave ha salvado la mayor parte del flujo comercial.

La «mayoría de los principales mercados» de interés para el cerdo ibérico aceptan este principio. La regionalización implica que solo se veta la entrada de productos porcinos desde la zona catalana afectada, que no es de relevancia para la producción ibérica. Los mercados que aceptan la regionalización incluyen la Unión Europea, China, Reino Unido, Filipinas, Corea del Sur o Singapur. Esta aceptación permite que 5.100 millones de euros puedan seguir comercializándose.

En estos momentos, se está negociando activamente con EE.UU. y Canadá para conseguir también la regionalización, con la expectativa de que se cierren los últimos flecos.

Los países que han cerrado sus fronteras por completo son Japón, México y Brasil, los cuales son destinos «importantes». La situación en Japón es especialmente preocupante, ya que es un mercado «muy importante por la cantidad y el elevado valor añadido» de los envíos. Como consecuencia directa de este cierre, Asici ha suspendido su participación prevista en la feria alimentaria Foodex 2026, que se celebrará en Tokio.

Proyección económica

El cierre de mercados obliga al sector a intentar recolocar la mercancía. Redistribuir de forma inmediata la mercancía que se enviaba a Japón o México hacia otros destinos abiertos «no es tan sencillo» y «requiere tiempo y trabajo». Si la recolocación no se realiza con éxito, es previsible que haya una «corrección a corto plazo en el precio», un efecto que ya se ha registrado en el porcino de capa blanca. No obstante, el sector confía en que los destinos abiertos puedan absorber «parte» de esa mercancía y que el incremento del consumo nacional de ibéricos en «los últimos años permita balancerar» esos desajustes.

Existe un esfuerzo ministerial para trabajar «país a país» en las negociaciones comerciales, donde buscan negociar la aceptación de productos como el jamón ibérico, que tiene años de curación, procede de periodos previos al foco y no tuvo ningún contacto con la enfermedad.

La preocupación a largo plazo es el peor escenario, ya que si la PPA llegase al sistema extensivo, el tiempo necesario para erradicarla y recuperar la categoría de país libre es de 12 meses sin detectar ningún nuevo caso. Que mercados clave como Japón o México permanezcan cerrados durante ese tiempo mínimo generaría un «impacto considerable» en un sector en claro crecimiento, que constituye una potencia económica dentro del agroalimentario español y representa el 40% de la producción final ganadera.

Inmunidad de la confianza

El sector es rotundo en su mensaje: la PPA «no es un problema de seguridad alimentaria, sino de sanidad animal». Es crucial transmitir que la enfermedad «no infecta al humano ni por contacto con animales, ni por consumo» de alimentos. La seguridad alimentaria está totalmente garantizada.

El sector agroalimentario español es puntero a nivel mundial en materia de controles sanitarios, y cualquier incidencia se detectaría de inmediato. Los productos de cerdo ibérico siguen siendo sanos, seguros y están perfectamente trazados.

La situación generada por el brote no ha hecho mella en la confianza de los consumidores. De hecho, el consumo ha crecido de forma sostenida: el año pasado, el aumento fue de casi un 20%. Las ventas del jamón ibérico superaron los 475 millones de euros, y las carnes frescas los 114 millones de euros. Los encargos para la próxima campaña navideña incluso sobrepasan todos los límites de algunos minoristas.

En cuanto a la campaña navideña, se cree que el brote no afectará al precio de los jamones y paletas porque «muchas compras y ventas están ya hechas y en distribución». Se invita al consumidor a confiar en el producto ibérico, disfrutar de él y saber que los ibéricos, incluyendo jamón, carrilleras o solomillos, seguirán ocupando un espacio destacado en las mesas navideñas. Las personas «no tienen ningún miedo», y se podrá disfrutar de jamón ibérico y carnes sin ningún problema en Navidad.