Aunque el número de productores de cerdos se redujo a la mitad entre 2010 y 2020, el censo porcino francés resistió, pasando de 13,8 a 13,3 millones de cabezas en ese período.
«El censo porcino se ha mantenido más o menos durante la última década», señala Christine Roguet, agroeconomista del Ifip. Si Francia contaba hasta 15 millones de cabezas de cerdo a principios de la década de 2000, entre 2010 y 2020, el censo disminuyó un 3,5% hasta llegar a los 13,3 millones de cabezas. Al mismo tiempo, el número de productores se ha reducido casi a la mitad. “Las granjas que están desapareciendo son en su mayoría de tamaño pequeño, que tenían unos cuantos cerdos de engorde. Pero todavía tenemos un tercio de granhas que producen menos del 1% de la producción nacional”.
Ganancias de productividad
El número de explotaciones consideradas «significativas» (con más de 20 cerdas o 100 cerdos) ha pasado de 11.500 en 2010 a 8.500 en 2020, es decir, una reducción de más del 25%, donde su censo no ha registrado una caída superior al 3%. La concentración estructural estuvo acompañada de un mantenimiento relativo del censo.
Todo hace pensar que la dinámica de concentración en la producción porcina se mantendrá en los próximos años. Pero la compensación por cese de actividad por ganancias de productividad eventualmente llegará a un límite. Sobre todo porque “la estrategia actual tiene menos que ver con la expansión», considera Christique Roguet. Los productores buscan más bien la autonomía, ya sea en términos de engorde, tierra, alimentación o incluso marketing… Algunos prefieren reducir un poco el número de cerdas en lugar de integrar animales”.
El sector porcino también se enfrenta al problema del relevo generacional, en 2020 más de un tercio de la producción porcina era realizada por productores de 55 años o más, frente al 7% de 2000. “Es alto, pero tampoco catastrófico”, resume Cristina Roguet.
Situaciones heterogéneas según la región
Bretaña, la principal región productora porcina de Francia, vio disminuir su censo porcino en un 4,3% entre 2010 y 2020. La descapitalización en esta región se debe principalmente a la reducción del número de cerdos en las zonas de alta densidad (-5,2% en Finistère, y -7% en Costas de Armor). «Es probable que el censo siga disminuyendo en áreas muy densas debido a los límites ambientales y las estrategias de autonomía de los productores», considera Christine Roguet.
Dicho esto, la descapitalización es aún más marcada en zonas donde históricamente la porcicultura no ha tenido mucha presencia, por falta de dinámica territorial. Algunas regiones, como Champagne-Ardenne, son una excepción con el desarrollo de sectores liderados por grupos de productores dinámicos.
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