El cerdo es la segunda carne más consumida en el país e ingrediente principal de muchos platos en el país azteca.
México es el octavo país de mundo que más carne de cerdo consume, llegando a los 12 kilos per cápita en 2017, lo que se traduce en unas 2,1 millones de toneladas de carne porcina. Esto unido al crecimiento del PIB, el desarrollo del canal de distribución moderno y la posible eliminación de los aranceles para este producto hacen que México sea un país francamente atractivo para los productos porcinos españoles.
La porcicultura nacional cubre cerca del 72% del consumo doméstico. Las importaciones netas supusieron un 31% del consumo total del país. Así, la producción local presenta ciertas deficiencias: falta trazabilidad de la mercancía fuera de las granjas, salubridad de las cabezas y una insuficiente cadena de frío y congelado. Esto, unido a la ineficiencia de la oferta nacional de cubrir el con sumo propio, ayuda a que las importaciones sigan creciendo.
Las importaciones de carne de cerdo no han dejado de aumentar en los últimos cinco años, situándose en los 1.405 millones de dólares en 2017. Por su parte, España representó en 2017 el 0,04% del total de importaciones de carne de cerdo en el país. Sobre todo se exportó 200.000 kilos de carne en canal y piezas para procesar valorados en 630.000 dólares. Se sitúa como tercer proveedor de este tipo de carne del país, muy por detrás de EE.UU. (85,94% – 886 mil toneladas) y Canadá (13,49% – 168 mil toneladas).
El precio medio de la carne de cerdo se mantuvo en 2017 en 1,75 dólares por kilo. El precio medio de importación de España sobrepasa en un 181% a la media, debido a la imposición del 20% de arancel, mientras que el de Canadá (1,71 dólar por kilo) y EE.UU. (1,75) son claramente más competitivos.
La carnes de cerdo extranjeras van dirigidas especialmente a la industria alimentaria, donde las procesadoras de carne la transforman antes de distribuirla al consumidor final. El arancel de hasta el 20% y la necesidad de autorización por parte de las autoridades sanitarias mexicanas son las principales barreras a la entrada de carne europea al país.
El mercado se caracteriza por una competencia muy atomizada, con pocas pero grandes empresas que agrupan diferentes unidades de negocio y que suelen integrar todo el sistema productivo: tanto la cría como el procesamiento y distribución de carnes y derivados. Las grandes granjas, que son las que suelen importar piezas del extranjero, soportan casi la mitad de la producción. Aun así la porcicultura solo supone un 21,71% de la industria cárnica del país por lo que parece que la oferta nacional es insuficiente.
El país cuenta con una población de 123 millones de habitantes. Sin embargo, se trata de un país de grandes contrastes y complejidad, cuya población es además muy joven, por lo que la forma de adquirir carne está cambiando: en las zonas urbanas, los grandes lineales están empezando a cobrar mayor relevancia.
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