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La polémica en torno a la IGP «Carne de Guijuelo»: Un desafío entre autenticidad y estrategia comercial

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Los sellos de Denominación de Origen Protegida (DOP) e Indicación Geográfica Protegida (IGP) representan un compromiso con la autenticidad y calidad de los productos. Estos distintivos aseguran que un producto proviene de un área específica y que sus características están íntimamente ligadas a ese origen. Sin embargo, el caso de la solicitud de la IGP «Carne de Guijuelo» ha desatado un debate encarnizado en el sector porcino ibérico, donde las implicaciones comerciales y territoriales chocan con los principios de transparencia y veracidad que deben regir estas certificaciones.

La propuesta de la IGP «Carne de Guijuelo»

Guijuelo, localidad en Salamanca, mundialmente conocida por su jamón ibérico curado, protegido por la Denominación de Origen Protegida Guijuelo. Ahora, su Consejo Regulador busca ampliar su alcance con la creación de la IGP «Carne de Guijuelo», que abarcaría carne fresca de cerdo ibérico, pero con una particularidad controvertida: esta carne podría proceder de animales criados, engordados, sacrificados y despiezados en cualquiera de las 11 provincias incluidas en la zona geográfica delimitada, que abarca territorios de Castilla y León, Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.

Según el pliego de condiciones presentado, esta carne fresca, que se comercializaría tanto en piezas completas como en cortes al detalle, no necesitaría pasar por Guijuelo para obtener el sello. La única conexión geográfica obligatoria sería que una de las fases de producción se realizara en la amplia zona delimitada, lo que en términos legales podría ser suficiente para cumplir con los requisitos mínimos de la normativa europea, pero plantea serias dudas sobre la vinculación real del producto con la localidad de Guijuelo.

La oposición de la Junta de Andalucía

Desde la Junta de Andalucía, una Comunidad Autónoma clave en el sector del cerdo ibérico, han levantado la voz enérgicamente contra esta propuesta. En un informe presentado en 2022, argumentaron que la concesión de la IGP bajo estas condiciones podría inducir a error al consumidor, haciendo que asocien la carne fresca con la calidad del jamón curado de Guijuelo, sin que exista una relación directa entre ambos productos más allá del nombre comercial.

El informe andaluz destaca que las características distintivas de la carne fresca no están vinculadas al sacrificio y despiece realizados en Guijuelo. Por el contrario, subrayan que las cualidades de la carne derivan de factores como la raza, la alimentación en dehesas y el entorno de cría de los cerdos, procesos que mayoritariamente ocurren fuera de Salamanca, en territorios como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha.

El marco legal y los argumentos regulatorios

La normativa europea exige que las IGP identifiquen productos «originarios de un lugar, región o país determinado, cuya calidad, reputación u otra característica específica sea esencialmente atribuible a su origen geográfico». Además, al menos una fase del proceso de producción debe realizarse en la zona definida. Sin embargo, el caso de «Carne de Guijuelo» plantea varias incoherencias con este marco normativo.

El informe de la Junta de Andalucía resalta que el sacrificio y despiece de los cerdos, las únicas actividades que podrían realizarse en Guijuelo, no generan una diferenciación cualitativa que justifique el reconocimiento de la IGP. También advierte que la solicitud no aclara qué características específicas de la carne fresca son atribuibles a la localidad salmantina.

En este sentido, la comercialización de carne bajo el nombre de «Carne de Guijuelo» podría contravenir el Reglamento (UE) nº 1169/2011, que establece que la información alimentaria no debe inducir a error al consumidor sobre el origen, cualidades o características del producto. La posibilidad de etiquetar carne fresca como proveniente de Guijuelo, cuando los animales no han tenido ninguna conexión significativa con la localidad, podría representar una violación de este principio.

Implicaciones para el consumidor y el sector

La concesión de esta IGP podría tener importantes repercusiones tanto para los consumidores como para el mercado del cerdo ibérico. Por un lado, los consumidores podrían sentirse engañados al adquirir un producto que asocian con la calidad y tradición de Guijuelo, sin que esa conexión sea auténtica. Por otro lado, la inclusión de una amplia zona geográfica diluye el valor del distintivo, lo que podría impactar negativamente en la confianza hacia las IGP y DOP como sellos de garantía.

Además, la coexistencia de esta IGP con otras DOP y IGP ya establecidas podría generar situaciones paradójicas. Por ejemplo, los jamones de un cerdo criado en Huelva podrían etiquetarse bajo la DOP Jabugo, mientras que otros cortes del mismo animal, como el secreto o la pluma, se comercializarían como «Carne de Guijuelo». Esto no solo genera confusión, sino que plantea dudas sobre la integridad del sistema de certificación.

El contexto histórico y los precedentes

En España, existen actualmente 102 IGP reconocidas, pero solo unas pocas tienen zonas geográficas repartidas entre varias comunidades autónomas. Ejemplos como la IGP «Carne de Ávila» o «Cordero Segureño» muestran que es posible gestionar zonas amplias de producción, siempre que exista una conexión clara entre el producto y su nombre geográfico. Sin embargo, estas IGP se basan en características específicas, como la raza del animal o el entorno climático, algo que, según los críticos, no se ha demostrado en el caso de «Carne de Guijuelo».

En el sector porcino, el reciente reconocimiento de la IGP «Cerdo de Teruel» por parte de la Comisión Europea sirve como un ejemplo de cómo todas las fases productivas pueden vincularse estrechamente a un territorio, reforzando la autenticidad del sello. En contraste, el caso de «Carne de Guijuelo» destaca por la amplitud de su zona de producción y la falta de justificación clara para asociar el producto exclusivamente a Guijuelo.

Un dilema de autenticidad y estrategia comercial

El caso de «Carne de Guijuelo» plantea un dilema entre la protección de la autenticidad territorial y las estrategias comerciales en un mercado globalizado. Mientras que el Consejo Regulador de la DOP Guijuelo busca maximizar el valor de los cortes frescos de cerdo ibérico, las críticas apuntan a que esto se hace en detrimento de los principios que rigen las IGP, poniendo en riesgo la confianza del consumidor.

La decisión final sobre esta solicitud recaerá en la Comisión Europea, que deberá evaluar si el pliego de condiciones cumple con los estándares exigidos y si el uso del nombre «Carne de Guijuelo» es justo y transparente. Este caso no solo tendrá implicaciones para Guijuelo, sino que podría sentar un precedente importante para el futuro de las DOP e IGP en España y Europa.


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