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Las claves del éxito porcino español

Europa es el segundo productor de porcino del mundo (20%), tras China (50%), con un incremento progresivo de las exportaciones a los países asiáticos, junto con los intercambios dentro de la propia UE.

España ha pasado a convertirse en el primer país de la UE por número de cabezas de porcino producidas, seguido de Alemania. Si tenemos en cuenta que en la UE se ha pasado de producir 160 millones de cabezas en 2005 a 147 millones en 2016, el incremento de España adquiere una importante notoriedad, ya que mientras otros países de nuestro entorno han reducido su cabaña, nuestro país la ha incrementado significativamente, con 29,3 millones de plazas en 2016.

Sin embargo, en toneladas de carne producida, Alemania nos aventaja. Nuestro país ha incrementado las exportaciones de porcino en el período 2015/2008 en un 41%, convirtiéndose en el tercer exportador de la UE tras Alemania y Dinamarca, destacando las ventas a los países de la UE, y el incremento de los últimos años en las exportaciones a China, Corea del Sur y Sudáfrica.

Francia, Dinamarca, Polonia y Países bajos, son los otros grandes productores, pero lejos de España y Alemania. España también ha destacado por el incremento significativo del número de reproductoras que ha alcanzado los 2,4 millones en 2016, y por el número de sacrificios que en 2015 fue de 46,4 millones de cerdos.

Además, hemos incrementado en un 44% la producción de carne de cerdo desde el año 2000. No es casualidad que esto suceda, como tampoco lo es que seamos el primer productor de aceite de oliva, vino o cítricos y el segundo de ovino y caprino.

En España, podrá achacarse el incremento del sector porcino a diversos factores. A nuestro juicio hay dos factores fundamentales: el tesón y buen hacer de nuestros ganaderos y la existencia de integradoras. Sin la presencia de ganaderos han apostado por este sector, difícilmente habría crecido como lo ha hecho. Han apostado por las tecnologías más avanzadas en sus explotaciones, que favorecen el bienestar de sus animales, así como un buen estado sanitario.

Al mismo tiempo, las integradoras han hecho importantes esfuerzos en la mejora genética, para adaptar el producto a las demandas de calidad de los mercados, así como conseguir producciones elevadas que aseguren la rentabilidad del ganadero. También se ha mejorado la nutrición, consiguiendo un mayor rendimiento cárnico por unidad de pienso. Las integradoras cierran el círculo, dan apoyo al ganadero en muchos aspectos y evidentemente obtienen la rentabilidad que de otra manera no podrían conseguir, sin asumir el riesgo de la inversión en instalaciones y el manejo diario de la explotación.

No podemos olvidar la contribución que los centros de investigación públicos, así como determinadas empresas privadas han hecho para conseguir importantísimas mejoras en cuestiones como la inseminación artificial, la climatización de las explotaciones, el control de patologías, etc.

Los beneficios del sector para el país son innegables. Queda, sin embargo, gestionar adecuadamente los purines para conseguir un aprovechamiento mediante el uso como fertilizantes en las explotaciones agrícolas. Para ello, hay que fomentar la colaboración entre los ganaderos, agricultores y centros de gestión de purines, allá donde las superficies de cultivo sean suficientes para absorber el purín.

Para otros espacios con desequilibrio: producción de purín/superficie agrícola hay que buscar otras soluciones que no hagan especialmente onerosa la gestión del residuo. El sector porcino ha adquirido una gran relevancia en Cataluña, Aragón, Castilla y León, Murcia, y otras comunidades autónomas. En algunas zonas de Cataluña y Aragón, el porcino supone un porcentaje elevadísimo de la producción final agraria.

En Aragón y Castilla y León, donde sufren un intenso fenómeno de despoblación en el medio rural, el porcino está contribuyen a mantener y fijar población, algo que es fundamental para esas extensísimas zonas donde la densidad de población queda muy lejos de la media nacional, e incluso lejana de las medias del mundo rural de otras zonas españolas.

Por ello, un desarrollo armónico del sector porcino, con el máximo respeto a las medidas medioambientales, es un elemento de esperanza para muchos entornos rurales, donde solo este sector está generando actividad suficiente para mantener la vida de dichos pueblos. La vertebración del territorio es muy necesaria, y el sector contribuye a ello.

En definitiva, el sector porcino tiene una enorme relevancia en nuestro país, especialmente para diversas comunidades autónomas. Por ello, el Consejo de Ingenieros agrícolas de España ha querido estar presente en Porc d’Or, junto con los colegios de Aragón, Demarcación de Barcelona -nominada a numerosos premios este año-, Murcia, Centro, Badajoz.

Son muchos los ingenieros colegiados que trabajan en el ámbito de la ejecución de proyectos de porcino, así como en la gestión de explotaciones, nutrición, investigación e innovación, por eso creemos que con nuestra presencia contribuimos a visualizar el importante papel que los técnicos venimos desarrollando en el sector ganadero, y especialmente en el porcino.

Fuente: El Economista


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