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Panorama no muy alentador para el sector porcino argentino por las importaciones de carne congelada desde Dinamarca y Brasil

Desde el sector advierten que cerraron un año «difícil». El 2016 había comenzado con una alza en los costos de la producción cercana al 35 por ciento, con picos en el maíz del 83 por ciento. Además, recuerdan los aumentos registrados en las tarifas y en los costos laborales. En ese contexto, los productores afirman que muchos debieron trabajar a pérdida hasta septiembre. Durante esos meses, señalan que los precios se mantuvieron sin variación. Afirman que los pequeños productores fueron los más afectados y que algunos establecimientos debieron cerrar sus puertas.

Aseguran que el escenario se convirtió en un «cóctel explosivo» con el incremento de las importaciones, al cual definen como «exponencial». Reconocen que el sector viene atravesando años de continuo crecimiento pero advierten que ese crecimiento es cada vez menor.

Las importaciones producen que el precio en góndola baje pero que los distintos eslabones que conforman la cadena vean disminuida su rentabilidad. Anticipan que el desarrollo y la inversión que venía mostrando la industria en los últimos años se verá afectada y condicionará el crecimiento para el próximo año.

«Vemos que va a ser muy difícil porque el régimen de importaciones no disminuye, sino que sigue incrementándose» – Carlos Ingino, integrante de la Asociación Argentina de Productores Porcinos y de la firma local Figan

La preocupación que manifiestan no es solo por la cantidad de toneladas que se importan, sino por los tipos de cortes que ingresan. Se trata de aquellos más populares del país: carré, solomillo y bondiola. Indicaron que los mismos llegan congelados, procedentes de Brasil y Dinamarca, pero que luego se venden frescos en las góndolas de los supermercados. En este sentido, plantean un posible «riesgo sanitario» , teniendo en cuenta que los consumidores creen que están comprando carne fresca pero en realidad se trata de piezas descongeladas.

Durante los primeros cinco meses del 2016 ingresaron al país 8.548,8 toneladas de cerdo, contra 4.044 toneladas en igual período de 2015. Lejos de detenerse, la importación continuó su crecimiento llegando a los primeros diez meses a 12.861 toneladas. La Asociación Argentina de Productores Porcinos del país informó que el ingreso de carne porcina al país creció un 130 por ciento en relación al 2015. La bondiola, subraya la entidad, se destacó con un aumento del 255%.

En diálogo con Diario UNO, Carlos Ingino, integrante de la Asociación Argentina de Productores Porcinos y de la firma local Figan, manifestó: «Fue un año muy pero muy difícil para el sector. A principio de 2016 se dio una reestructuración de precios en donde todos los costos de producción se llegaron a duplicar y triplicar. Todo lo que es alimentación pasó de 900 a los 1.400 pesos la tonelada, la soja de dos mil a cuatro mil».

Con respecto a lo que pueda suceder durante el 2017, dijo: «Vemos que va a ser muy difícil porque el régimen de importaciones no disminuye, sino que sigue incrementándose. Seguramente vamos a tener una primera parte del año muy complicada. El panorama no va a ser muy alentador desde mi punto de vista».

«El que no tenía espaldas no pudo seguir. Hubo pequeños productores que no eran eficientes, que no contaban con capital de trabajo y que han quedado en el camino» – Carlos Ingino, integrante de la Asociación Argentina de Productores Porcinos y de la firma local Figan

El referente de la actividad describió que el sector porcino viene creciendo en promedio 12 por ciento, pero que este escenario detendrá este desarrollo. «Venimos de años muy buenos pero si no se revierte en el corto plazo vamos a empezar a disminuir. Nosotros tuvimos nueve meses trabajando a pérdida. El que no tenía espaldas no pudo seguir. Hubo pequeños productores que no eran eficientes, que no contaban con capital de trabajo y que han quedado en el camino. Hay pequeños productores que tuvieron que cerrar. Esto se da en todo el país».

Respecto a las importaciones, Ingino comentó: «Lo que se vio fue un incremento muy grande de la importación y especialmente en los cortes que la gente más consume, que son el carré, la bondiola y el solomillo. El incremento fue exponencial y nos afectó la posibilidad de vender a buenos precios los cortes frescos, provocando una pérdida de rentabilidad muy importante».

Fuente: Sin mordaza


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