Fuente: INTERPORC
El mes de agosto se ha saldado con nuevos descensos de las cotizaciones del cerdo, no solo en la Unión Europea, sino prácticamente en todo el mundo. Y completa así un verano completamente inédito, en el que el cerdo no solo no ha podido subir, sino que ha bajado de forma continuada. La razón de todo esto reside en la carne, ya que la oferta de cerdos, como en todos los veranos, ha sido limitada, como reflejan unos pesos medios que se han movido a la baja. Si bien es cierto, que con menos virulencia que en otros períodos estivales: tampoco ha hecho tanto calor como es normal en verano, exceptuando alguna semana puntual, y la necesidad de generar plazas vacías para entrar lechones ha llevado a anticipar en algunos casos salidas. Además, el descenso semana tras semana de la cotización ha evitado que hubiera retenciones especulando con precios mejores, mientras que el fulminante encarecimiento de los cereales y piensos en la 2ª mitad de agosto, que venían ya con una tendencia alcista precedente, también ha desincentivado el alargar los períodos de cebo. Y esta ha sido la tónica en toda Europa. La causa de todo esto radica en la imposibilidad de los mataderos europeos de poder vender en el mercado intracomunitario toda la carne que se ha ido dejando de exportar a China por la retirada de la demanda de este país. Y esta mayor disponibilidad interior de carne ha coincidido con unos consumos europeos que siguen penalizados por las restricciones sobre la restauración y la vida social en general a causa de la Covid-19. Sin un plus de demanda interior, el mercado de la carne ha quedado saturado por ese plus de oferta que no se ha podido exportar, con lo que todos los mataderos europeos han reducido actividad, con un mercado del fresco muy presionado por la competencia y obligados a congelar, y han evitado que, como acostumbra a suceder en verano, faltaran cerdos. No porque hubiera más cerdos, sino porque ha habido menos demanda. Con lo que, al final, con menos cerdos su precio ha bajado de forma constante durante todo el verano, presionado el mercado del vivo por la necesidad de los países exportadores de resituar sus precios al nivel interior que le marcaba Alemania y presionado después el mercado alemán por esa competencia inesperada de los exportadores.
En España, la cotización del cerdo ha bajado otro 5,8% durante el mes de agosto, aún con los pesos bajando antes de estabilizarse hacia finales de mes. Peor ha sido la evolución de agosto en el norte de la UE, con un 8,5% de descenso tanto en Alemania como en Países Bajos (los pesos incluso han repuntado en ambos países en el 2º tramo del mes) y, sobre todo, en Dinamarca, donde su precio a cuenta ha caído un 11,9% (reflejando los graves problemas de un país netamente exportador y la necesidad desacostumbrada de vender más carne dentro de una UE muy presionada ya por el resto de países). En cambio, la cotización se ha mantenido de nuevo sin cambios en Francia, gracias a unos óptimos consumos interiores (turismo nacional) y a dar prioridad a la carne de origen francés (lo que, a su vez, complica la competitividad del fabricante de este país). Y en Italia el precio del cerdo incluso ha subido, apoyado en una oferta muy limitada en número de animales (aunque con pesos algo superiores a lo normal) y una demanda interior que se ha sostenido bien en el período álgido de vacaciones estivales.
En América, los precios del cerdo también se han movido a la baja durante agosto, aunque dentro de una relativa normalidad estacional en EE.UU. El descenso en este país ha sido muy amplio (12,3%), pero es porque su precio había llegado a niveles cuasi récord antes y ha ido corrigiendo tras dejar atrás su máximo estacional de junio. Pese a ello, el precio del cerdo en EE.UU. sigue siendo el más alto entre los principales países productores del mundo: su dependencia de la exportación a China es menor que la de los europeos (dispone de México) y también su consumo interior está siendo muy firme este año, aunque la variante Delta de la Covid-19 plantee interrogantes ahora de cara al final de año. En Brasil, la exportación a China mantiene un buen ritmo (es el único país que lo consigue este verano) y ello sostiene su precio del cerdo, aunque la imposibilidad del agotado consumidor brasileño de operar a estos precios tan altos ha forzado correcciones a la baja en agosto (6,9%).
En Asia, todas las miradas siguen puestas en China, donde el precio del cerdo ha seguido bajando (5,4% en agosto y un 60% desde que empezó el año). Los sacrificios de mayo y junio han marcado récords para esos meses y su volumen de producción porcina vuelve a los niveles pre-PPA (igual que su precio), con lo que retira demanda del mercado internacional y, además, presiona con fuerza sobre sus precios de compra.
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