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En condiciones comerciales, el ganado porcino se alimenta exclusivamente con piensos concentrados con niveles de fibra bajos o moderados (máximos contenidos en fibra bruta (FB) de 10-11% para cerdas en gestación). La fibra es aportada principalmente por los cereales, sus subproductos (ej. salvado de trigo), y en menor medida, por algunos otros ingredientes como la pulpa de remolacha o la cascarilla de soja entre otros. Los forrajes no se suelen utilizar en las raciones actuales aunque, hasta mitad del siglo pasado cuando la porcicultura era todavía artesanal, algunos de ellos (ej. nabos, remolachas, destríos de patatas y hortalizas, alfalfa verde, etc.) sí se incluían en cantidades significativas.
El sistema INRA de valoración energética considera que los animales adultos (cerdas y verracos) son capaces de digerir la fracción fibrosa de los alimentos en una proporción significativamente mayor que los cerdos jóvenes en crecimiento. Los resultados de otro estudio, muestran digestibilidades de la fracción fibra neutro detergente (FND) que varían entre un 15% para la paja de cereales (principalmente celulosa altamente lignificada) y un 68% para la cascarilla de soja (pectinas y hemicelulosas poco lignificadas).
La administración de forraje podría ayudar a controlar la alimentación en situaciones de producción que haya que restringir la ingestión, como es el caso de algunas líneas de cerdos pesados y grasos al final del cebo o cerdas en gestación alojadas en grupo. Por otra parte, en términos generales, los forrajes son poco apetecibles para el ganado porcino, en especial si se administran en seco.
El objetivo de este trabajo fue obtener una aproximación del consumo de materia seca y conocer la digestibilidad de raciones mixtas compuestas por pienso y una mezcla de forrajes ofrecidas a cerdas reproductoras al finalizar su vida productiva durante las semanas anteriores a ser trasladas al matadero.
Material y métodos
Se utilizaron 5 cerdas de desvieje (Landrace x Large white) de más de 7 partos, alojadas en grupo y procedentes de una misma banda de destete. El ensayo duró 7 semanas distribuidas en 3 periodos. El estudio se realizó en las instalaciones de una granja comercial.
Durante el 1º período (D1), de 3 semanas, se ofreció ad libitum una ración con un 40% de forraje y 60% de concentrado en base a materia seca (MS). La fracción forrajera estaba formada por paja triturada (20% MS), alfalfa deshidratada (20%) y ensilado de maíz (60%) mezclados en un remolque “unifeed”, y el concentrado fue formulado para satisfacer las necesidades teniendo en consideración la fracción forrajera. Una mezcla de harina de maíz y cebada (70%:30%) y harina de soja 47%PB y harina de colza (50%:50%) con corrector y un 22,5% de proteína bruta (PB).
En el 2º período (D2), también de 3 semanas, se incrementó la fracción forrajera hasta al 60% y se redujo el concentrado al 40% . Se utilizó un pienso con los mismos ingredientes y con mayor contenido en PB (27,6%).
Finalmente, durante la última semana, se administró una mezcla al 50% de los 2 concentrados a razón de 3kg/cerda/día. Para calcular la digestibilidad se incluyó un 1% de dióxido de titanio (TiO2) en el concentrado, como marcador indigestible.
Las 2 primeras semanas de los 2 primeros periodos se utilizaron como adaptación a las dietas experimentales. Durante la 3º semana se pesó diariamente la oferta y el rechazo y se obtuvo una muestra representativa de ambos. El último día de cada periodo se pesaron los animales y se obtuvo una muestra de heces por animal directamente del recto. En el laboratorio se analizó la composición química de los piensos y el forraje y el contenido de MS, materia orgánica (MO) y la concentración de TiO2 en las muestras de pienso, rechazo y heces para poder calcular los coeficientes de digestibilidad aparente. Conocidas la cantidad diaria ofrecida y rechazada y las concentraciones de marcador en el pienso y en el rechazo, se estimó la concentración de marcador en la ingesta. Se calculó la digestibilidad de la MO (dMO) y el contenido en MO Digestible (MOD) de cada dieta, la del concentrado y la del forraje por diferencia, en cada nivel de incorporación. El contenido en energía metabolizable (EM) se obtuvo multiplicando el contenido en MOD por una constante (4,45Kcal EM/g MOD).
Los coeficientes de digestibilidad y valor nutritivo de las raciones y el forraje se analizaron por ANOVA con el procedimiento GLM del paquete estadístico SAS teniendo en cuenta el efecto de la inclusión de forraje.
Resultados y discusión
En la tabla 1 se muestra la composición química de los diferentes ingredientes de las raciones administradas a las cerdas, los piensos utilizados en cada dieta, y el forraje. El forraje posee más del doble de FND y más de 3 veces la fibra ácido detergente (FAD) y FB de los concentrados. El contenido en FND de la dieta con un 60% de forraje alcanzo el 38,8% y el de FAD un 19,8% de la MS.
Los resultados sugieren que una inclusión de forraje superior al 40% supone una bajada importante de la digestibilidad que puede condicionar la ingestión de EM, y así, impedir alcanzar niveles de alimentación moderadamente altos. Por otra parte, conforme aumenta la inclusión de forraje en la ración, aumenta la variabilidad de la dMO (Figura 1); ello posiblemente sea debido, bien a que el tiempo medio de permanencia de la dieta en el tracto digestivo se reduce al aumentar la proporción de forraje en la ración, o bien a que la adaptación de las poblaciones microbianas del tracto digestivo se prolonga con niveles más altos de fibra en la ración y quizás 3 semanas no ha sido suficiente. Más probablemente, el hecho se deba a que algunas cerdas son capaces de seleccionar una parte de la ración mejor que otras compañeras. El mezclado completo y uniforme de la ración que dificulte la selección por parte de los animales será especialmente importante para animales alojados en grupo.
En conclusión, las cerdas adultas son capaces de digerir algunos forrajes en un porcentaje apreciable (valores de dMO del 60% en este estudio), en especial cuando se incorporan a la dieta en proporciones no excesivamente altas; con el forraje utilizado en este trabajo hasta un 40% de inclusión.
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