El sector porcino de capa blanca español “trabaja 365 días al año para abastecer a la sociedad de alimentos sanos y de calidad, también en los momentos más duros en los que se ha evidenciado la profesionalidad y compromiso de granjas, transportistas e industrias con el consumidor en cualquier circunstancia.”
Son palabras de Alberto Herranz, director de la Interprofesional del Porcino de Capa Banca (INTERPORC), quien con motivo del Día Mundial de la Alimentación explicó que los hombres y mujeres del sector porcino son muy conscientes de la responsabilidad que tienen de llevar a los consumidores la carne y los productos elaboradas con totales garantías”.
Por un lado, Herranz destaca el valor nutricional de la carne y los elaborados del cerdo de capa blanca, que cuentan con una elevada cantidad de nutrientes de alto valor biológico, lo que les confiere un papel “destacado, imprescindible e insustituible” dentro del contexto de una alimentación sana y equilibrada.
La carne y elaborados del porcino, según detalla el director de INTERPORC, aportan la mayor parte de los más importantes y necesarios aminoácidos esenciales; cantidades muy significativas de vitaminas, especialmente las del grupo B; y minerales, de extraordinaria importancia en diferentes aspectos fisiológicos, nutricionales y antioxidantes.
Asimismo, añade Herranz, la carne de cerdo de capa blanca presenta un perfil lipídico muy favorable, en el que 67% de las grasas son insaturadas y más de un 70% es grasa subcutánea fácilmente eliminable si se desea.
Gracias a todas estas cualidades los expertos recomiendan su consumo, entre 4 a 5 veces por semana, dentro del contexto de una dieta sana y equilibrada.
Modelo de producción, referente internacional
Por otro lado, Herranz resalta la calidad de la carne y elaborados del porcino de capa blanca que llegan al consumidor, ya que se producen bajo el modelo de producción “más exigente del mundo en materias como la bioseguridad, el bienestar animal o el respeto al medio ambiente”.
El “buen trabajo de todo el sector porcino ha llevado a España a situarse como referente internacional en buenas prácticas, sostenibilidad, seguridad alimentaria y calidad, lo que nos ha abierto y nos sigue abriendo las puertas de los mercados más exigentes del mundo gracias a la confianza que distribuidores y consumidores tienen en nosotros”.
El papel de la carne de cerdo de capa blanca en la dieta mediterránea
La Dieta Mediterránea es bien conocida en los países colindantes con el mar Mediterráneo, entre los que constituye un pilar fundamental para llevar una alimentación saludable. Este modelo alimentario combina una gran variedad de ingredientes, recetas y técnicas culinarias, así como de costumbres gastronómicas junto con la importancia de la temporalidad de los productos. Mucho se ha oído hablar sobre ella, pero, ¿qué patrón sigue esta dieta exactamente?
La Dieta Mediterránea se basa en un estilo de vida saludable y equilibrado que recoge un conjunto de pautas que fundamentan una alimentación variada y equilibrada:
- Consumir abundantes vegetales como verduras, hortalizas y frutas.
- Elegir alimentos poco procesados, frescos y de temporada.
- Realizar cocinados sencillos como a la plancha, vapor, horno, etc., y emplear aceite de oliva virgen extra como grasa de adicción y cocinado.
- Incluir a diario raciones de todos los grupos de alimentos alternando entre las diferentes fuentes para cada uno de ellos.
- Elegir carnes blancas magras o pescado como fuente de proteína animal y alternar con otras fuentes de proteína vegetal, destacando el gran valor nutricional de las legumbres.
- Optar por cocinados sencillos como la plancha, el horno o el vapor, ya que prácticamente no requieren grasas de adicción.
Esta herencia cultural defiende el consumo semanal de 3 a 4 raciones de carne blanca, como el lomo o el solomillo de cerdo, el conejo o las aves sin piel, y la ingesta moderada de carnes rojas más grasas. En este contexto, la carne de cerdo de capa blanca es un alimento ideal a incluir en el patrón de una dieta mediterránea puesto que posee una elevada calidad nutricional dado su gran contenido en proteínas, un perfil lipídico de calidad, su fácil digestibilidad, una amable palatabilidad y por la variedad de técnicas culinarias que permite adaptar esta carne a los diferentes gustos, requerimientos nutricionales y grupos de población.
Otra valiosa característica de la Dieta Mediterránea la predominancia de los ácidos grasos monoinsaturados, es decir, del aceite de oliva virgen extra como principal grasa e cocinado y adicción, así como el frecuente consumo de grasas poliinsaturadas, por la importante presencia del pescado azul y los frutos secos en la alimentación, los cuales, han demostrado ser beneficiosos para la salud cardiovascular. En este sentido, la carne de cerdo tiene un perfil lipídico muy adecuado, ya que posee una cantidad significativa de ácidos grasos monoinsaturados. Además, también aporta minerales necesarios como el potasio que contribuye al mantenimiento de la tensión arterial normal, el zinc que favorece la protección de las células frente al daño oxidativo, el fósforo que tiene un papel esencial en el mantenimiento de los huesos y dientes en condiciones normales y también hierro, que ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga. Con respecto a otros nutrientes esenciales, como las vitaminas, esta carne contiene vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B12) las cuales favorecen el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
Por todo esto, y por el imprescindible papel que la carne de cerdo y sus derivados han tenido en la historia de nuestra gastronomía, es una carne con gran cabida en el contexto de una dieta mediterránea, entendida como modelo de alimentación variada y equilibrada que, junto a unos hábitos de vida adecuados como la práctica de ejercicio físico regular, constituyen los pilares fundamentales de una vida saludable.
Deja un comentario