Acceso al mercado de Colombia y oportunidades para el sector porcino español

16 de julio de 2020

Fuente: INTERPORC

El mercado colombiano es suficientemente atractivo, tanto por su dimensión media-alta (más de 50 millones de habitantes), como por el idioma común y las conexiones culturales y gastronómicas con España, como por el hecho de que la carne de porcino es una comida típica de la dieta alimentaria de los consumidores colombianos, muy introducida en la cesta de la compra de éstos y en la restauración.

Sin embargo, existen aspectos del mercado colombiano poco favorables para el consumo de productos derivados del porcino procedentes de importación. Ante todo, habría que señalar la limitada capacidad de compra promedio del consumidor colombiano (Renta per cápita de 5.805€/hab./año), así como el relativamente bajo salario mínimo interprofesional (en torno a 221€/mes); factores que limitan bastante las posibilidades de adquisición generalizada de productos porcinos con alto valor añadido.

Por otro lado, si bien parece positivo el fuerte y continuado crecimiento de las importaciones de carne de porcino por parte de Colombia, también es cierto que la inmensa mayoría de esas importaciones proceden tradicionalmente de países vecinos como Chile, y sobre todo de EE.UU. y Canadá, que llevan tiempo fuertemente implantados en Colombia; de forma que por ahora la presencia del sector porcino español en el mercado colombiano es muy reducida (solo representa algo más del 1% de las importaciones totales de carne de porcino de Colombia), repartida entre carne y despojos congelados, por una parte y jamones y embutidos, por otra (aunque en valor son mucho más elevadas las exportaciones de elaborados que las de carnes y despojos).

En cualquier caso, es cierto que el consumo de carne de porcino ha crecido con mucha fuerza en los últimos años; así dicho consumo, que era de 4,8kg/hab./año en 2010, se había situado en 2019 en más de 10,5kg/hab./año, existiendo previsiones que señalan que en 2025 se superaran los 15g/hab./año, rebasando posiblemente al consumo per cápita de vacuno, aunque todavía muy por debajo del consumo per cápita de pollo.

La producción doméstica de carne de porcino también ha crecido con fuerza en los últimos años (especialmente en regiones como Antioquía, Cundinamarca, Cauca y Eje Cafetero), observándose una importante transformación y tecnificación de la cabaña ganadera de porcino donde ya operan más de 3.000 granjas modernas y controladas sanitariamente (aunque todavía hay una enorme cantidad de muy pequeños “predios porcícolas” en Colombia, posiblemente más de 239.000).

Pero a pesar de ello, la realidad es que dicho crecimiento de la producción es menor que el crecimiento del consumo interior, a lo que hay que unir además la manifiesta intención del sector porcino colombiano de convertirse en exportador. Todo indicaría que, al menos a corto o medio plazo, las importaciones del mercado del porcino de Colombia seguirán creciendo cada vez con mayor intensidad, circunstancia que abriría ciertas expectativas para el sector porcino español de incrementar su penetración en el mercado porcino colombiano.

En épocas pasadas el consumo de carne de porcino en Colombia se ha visto afectado negativamente por ciertos problemas de imagen relacionados con la producción “traspatio” y consiguiente opacidad a efectos de control sanitario; y también con problemas relacionados con enfermedades del ganado, relacionados con el bienestar animal, relacionados con la salud, o relacionados con la contaminación medio ambiental. Son problemas e imagen similares a los de otros mercados desarrollados, cuya solución exige información y fuertes inversiones en promoción y tecnología que hasta ahora no son fáciles de financiar por el sector; de forma que las importaciones de productos de calidad y máxima seguridad alimentaria, junto a otras garantías ofrecidas por los productos importados, pueden encontrar a corto o medio plazo, un hueco significativo en el mercado colombiano de la carne y los elaborados de porcino.

La producción y comercialización de elaborados es bastante reducida, limitada a ciertas gamas de chorizos y longanizas, en muchos casos destinados al HORECA/restaurantes y los clásicos asadores colombianos; buena parte de esa producción es local y destinada al autoconsumo o venta local. De hecho, las importaciones colombianas de elaborados de porcino (curados, embutidos, cocidos o conservas) no representan entre todos ellos más del 3% de todas las importaciones colombianas de carnes y elaborados de porcino. En cualquier caso se trata de un segmento de mercado incipiente al que habrá que prestar cada vez mayor atención, aunque admitiendo que su desarrollo exigirá significativos esfuerzos de comunicación y promoción comercial.

España es el segundo país europeo autorizado a exportar carne y elaborados de porcino a Colombia (el primero fue Dinamarca) en función de los acuerdos alcanzados hace ya 3 o 4 años. Sin embargo, todavía no se han evidenciado importantes resultados de tales acuerdos, por cuanto las exportaciones españolas siguen teniendo un peso muy reducido en el conjunto global de las importaciones del mercado porcino de Colombia.

Para la exportación de productos de origen animal a Colombia, es necesaria la homologación de los establecimientos que elaboran los productos exportados. Este requisito se basa en la aceptación del sistema de pre-listado por parte del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) en el marco del Acuerdo de Libre Comercio entre la Unión Europea y Colombia y Perú, por el cual la mayor parte de los productos de origen animal elaborados en establecimientos de la UE requiere la previa habilitación de los establecimientos elaboradores de los mismos.

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