La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decretado la emergencia internacional por el coronavirus en gran parte de China. Aunque el principal foco de inquietud es sanitario, la pandemia también tendrá consecuencias económicas y ya se observa una caída del consumo en el país. China cuenta con un creciente peso económico a escala global y la caída de su consumo afecta directamente a los países exportadores.
El sector alimentario español es uno de los más afectados por esta bajada del consumo, ya que China es el segundo destino más importante fuera de la Unión Europea (UE) con compras por un valor superior a los mil millones de euros, sólo por detrás de Estados Unidos, y concretamente para la industria cárnica y el vino.
La propagación del coronavirus de Wuhan y las medidas decretadas por las autoridades chinas para controlar la pandemia han coincidido con la celebración del Año Nuevo chino, el 25 de enero, una época que según fuentes del sector se caracteriza por mayores niveles de consumo a los habituales.
“De momento nos informan de que el consumo está bajando, ya que la gente no sale a la calle y muchos supermercados han cerrado. El comercio electrónico, que es un canal muy importante en China, también se está viendo afectado porque las empresas logísticas no están trabajando”, declara a Efeagro una multinacional alimentaria española.
La inquietud se extiende a los productores de cerdo ibérico, ya que clientes chinos les han trasladado la posibilidad de que bajen las ventas por la escasa actividad comercial -sobre todo si la alarma se prolonga en el tiempo-, aunque al menos pudieron enviar sus mercancías sin problemas antes de la entrada del Año Nuevo.
Así lo reconocen fuentes de la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici), que recuerdan el notable crecimiento que ha registrado la demanda de jamón en China.
Un análisis parecido hacen desde la patronal cárnica Fecic, cuyos industriales que venden a China les transmiten que, por el momento, no se han visto afectados por la situación.
El estado de emergencia declarado en China ya está afectando a un gran número de países exportadores, especialmente a los del sector alimentario. Aunque se espera que la alarma no se prolongue en el tiempo, la caída del consumo ya está haciendo mella en la economía de muchos de ellos. No obstante, desde la patronal de la industria alimentaria (FIAB), un portavoz incide en que la mayor preocupación sigue siendo “el problema de salud que pueda suponer para el conjunto de la población mundial”.
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