Durante años, Chile ha desarrollado una importante estructura industrial y una economía de creciente desarrollo, que se ha visto afectada por la pandemia de la Covid-19. A pesar de que Chile cuente con una importante industria ganadera, especialmente en carne de vacuno y pollo, la de porcino es baja en comparación con la alta demanda de este producto (el consumo per cápita fue de 15,04kg en el año 2019) y, por ello, el mercado chileno de productos porcinos sigue siendo un mercado atractivo para las empresas españolas del sector.

De hecho, España ha sido el principal proveedor de productos porcinos de capa blanca en el mercado chileno durante el quinquenio 2016-2020. El liderazgo de España, no obstante, se está viendo amenazado por EE.UU., que se sitúa en 2ª posición con cifras cada vez más próximas a las españolas. A pesar de que en 2020 todavía no había superado a España como principal exportador a Chile con respecto al valor de las operaciones, se situó en primera posición en términos del volumen exportado.

Por lo que se refiere a las exportaciones chilenas, estas registraron un valor de 16.747.173$, muy por debajo de la cifra de las importaciones, que alcanzó los 25.858.933$. Tradicionalmente, las exportaciones habían sido superiores a las importaciones, pero desde 2016 Chile es un país netamente importador. No obstante, a pesar de la inversión de la balanza comercial, las importaciones de productos porcinos en 2019 y 2020 sufrieron una contracción del 36,6% y 1,4% respectivamente.

A pesar de la disminución tanto en la producción como en la importación en los años 2019 y 2020 a causa de la pandemia y las revueltas sociales, los datos muestran cómo la población chilena cada vez consumía más este tipo de productos. De ello, se puede deducir cómo han penetrado en el mercado chileno los productos porcinos extranjeros de capa blanca en pocos años y cómo han sido aceptados por la mayoría de los consumidores.

Las empresas extranjeras que exportan al país compiten fundamentalmente en precio. Para ello, deben tener en cuenta tanto la renta disponible del consumidor y la gran concentración del mercado por parte de las cadenas de retail, así como su poder negociador frente a los proveedores. No obstante, los proveedores españoles aportan productos con altos estándares de calidad valorados positivamente por el mercado chileno, por lo que pueden ofrecer productos en el mercado con precios más elevados.

La cadena de distribución de dichos productos es clara. Se estructura en compras directas a proveedores por parte de las grandes cadenas de supermercados. En menor medida venden también productos distribuidos por otros importadores. Respecto a las empresas que operan con productos porcinos de capa blanca, las 4 grandes cadenas (WALMART, CENCOSUD, SMU, FALABELLA) son las que se reparten casi el total del mercado, con una cuota conjunta de más del 95,5% de las ventas de productos alimenticios y bebidas.

Por tanto, es importante destacar el alto grado de concentración de mercado. Sin embargo, el tejido comercial del sector de la carne porcina, aunque centralice la mayoría de sus ventas en las 4 grandes cadenas de supermercados/hipermercados, se caracteriza por la gran diversidad de empresas que la integran: supermercados, hipermercados, tiendas de conveniencia, tiendas especializadas y tiendas pequeñas independientes. A ello hay que añadirle el canal HORECA, con hoteles, restaurantes y cafeterías.

El producto español está presente en el mercado chileno. Es percibido positivamente por los consumidores y profesionales del sector, debido a su alto valor añadido derivado de su calidad, sabor único, valor nutricional y versatilidad culinaria. Es fácil encontrar marcas españolas en los supermercados chilenos en productos de embutido y, particularmente, en jamón serrano envasado.

Respecto a las posibles barreras relacionadas con el precio, es relevante mencionar que el peso chileno es una divisa relativamente estable y que, gracias al Acuerdo de Asociación suscrito entre la UE y Chile en vigor desde 2003, no existen aranceles que encarezcan los productos porcinos importados desde España. Por su parte, las operaciones de importación están sujetas a un tipo de IVA del 19%, calculado sobre el valor CIF de la mercancía, que deberá ser soportado por el responsable de la introducción del producto en Chile. Asimismo, en materia de barreras no arancelarias, cabe destacar las exigencias sanitarias para la introducción de productos agroalimentarios al país que pueden alargarse en el tiempo y resultar tediosas. Chile es un país con una normativa amplia y estricta, lo cual puede suponer uno de los principales inconvenientes para la importación de productos de la categoría agroalimentaria, muy especialmente en lo concerniente a los requisitos de importación exigidos por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y los requisitos de comercialización exigidos por la Seremi (Secretaria Regional Ministerial) de Salud.

Por lo que respecta a la normativa aplicable, cabe subrayar que existe una reciente regulación específica en materia de etiquetado, como consecuencia de los alarmantes índices de obesidad del país y el empeño público a cambiar los hábitos de consumo chilenos. La “Ley del Etiquetado” establece un etiquetado obligatorio en función de la composición y proporción alimenticia de cada producto mediante la modificación de la normativa en el Reglamento sanitario de los Alimentos y la publicación de la ley de Etiquetados de Alimentos y Publicidad (Ley nº 20.606).

A pesar de la alta competitividad en el mercado de productos porcinos, este presenta un interesante potencial de crecimiento, ofreciendo oportunidades para las empresas españolas que decidan emprender sus actividades en el sector. Los factores principales son:

  • La insuficiencia de producción local de los productos importados de España.
  • El aumento de la clase media-alta, debido al incremento general de los ingresos.
  • El cambio en los hábitos de consumo, buscando alimentos más saludables y de mayor calidad.
  • El incremento de la venta e-commerce, como alternativa a lo tradicional.
  • La creciente estabilidad económica y la apertura comercial del país.
  • La buena reputación y confianza en el producto porcino español.

Con todo esto, y teniendo en cuenta tanto las características del sector chileno como el posicionamiento de las empresas españolas en el país, existen todavía diversas oportunidades para que los proveedores españoles logren una posición competitiva en el mercado.

Puede acceder al estudio de mercado completo del ICEX sobre el mercado del porcino de capa blanca en Chile previo registro en el siguiente enlace: www.icex.es/icex/es/navegacion-principal/todos-nuestros-servicios/informacion-de-mercados/estudios-de-mercados-y-otros-documentos-de-comercio-exterior/estudio-mercado-porcino-chile-2021-doc2021882960.html

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